Monólogo de una Hermana Mayor.

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"¡Ejem!" Andrea se aclaró varias veces la garganta antes de sentarse erguida en el borde de la cama con las manos sobre su regazo y las piernas juntas.

"Mikaela, ¿recuerdas las veces que solías meterte a mi habitación cuando eramos pequeños para dormir juntos?", empezó con un recuerdo de su niñez.

"Nunca lo dije, pero hubo ocasiones en la que me parecías insoportable y molesto."

Andrea soltó una risa practicada y se movió un poco.

"Siempre estabas pegado a mí, agarrándote de mi brazo o de mi ropa, eras tan dependiente hasta el punto de que pense que tenía una hermanita en lugar de un hermanito.

Tenías una energía del demonio, saltabas de un lugar a otro, te subías al sofá... incluso una vez llegaste al techo sepa Dios cómo, luego te dormías, y cuándo despertabas, volvías a hacer todo de nuevo.

Incluso una vez te rompiste el brazo por creerte mono y andar trepando árboles descuidadamente."

Cerró los ojos y cruzó los brazos sobre su pecho mientras continuaba recordando su niñez.

"A veces realmente quería estar sola y que te quedes quieto un rato, no te equivoques, nunca dejé de amarte, en cierta manera eras algo más que cualquier amigo o amiga, eras mi lindo y unico hermanito", nuevamente soltó una risa practicada.

"Contigo era un tira y afloja de emociones, unos días te quería a su sana distancia, pero otros, la mayoría si soy sincera, también te quería cerca mío, tu presencia siempre fue un bálsamo para nuestros padres ocupados que nos dejaban con distintas niñeras cada semana."

Aunque estaba un poco resentida por eso, tampoco lo expresó, y en cuanto a Mikaela, probablemente ni le importe.

"Así como yo te necesitaba para no sentirme sola, sabía que tú, que eras, bueno, sigues siendo, mas joven que yo, también necesitarías de alguien para no sentirte solo. Entonces así, tú y yo, hermanos, nos acompañamos mutuamente y nos volvimos mejores amigos", dijo con un toque de ternura en su voz.

Era un recuerdo agradable y hermoso como ella había estado para él y él para ella.

"Y luego crecimos", la ternura de su voz desapareció. "Te volviste aun más insoportable."

"El problema ya no era que estuvieras pegado a mí todo el día, era que de plano ya ni me prestabas atención."

Andrea soltó un suspiro amargo, aunque incluso eso sonó artificial y practicado.

"Mi lindo hermanito se volvió un mocoso apático y desinteresado."

"¿¡A dónde se fue mi lindo chico que veía peliculas de princesas con la excusa de que las veía por mí!?", esta vez la indignación en su voz fue real.

"¡Se robaron al niño mas lindo del mundo y lo reemplazaron por ese apático y cínico adolescente!

¡Incluso cuando estuve noches enteras estudiando para ingresar a la universidad, no me mostraste ni un poco de apoyo o preocupación, solo te aparecías para colmarme la paciencia y burlarte de mí!"

"¡Fue aun peor cuando escogí mi carrera!", ahora sonaba verdaderamente indignada. "¿¡Qué tiene de malo estudiar Ciencias de la Comunicación hasta el punto de que te reías cada vez que me veías!? ¿¡Tienes idea de lo difícil que fueron las clases de nivelación!?"

Después de su corto arrebato, Andrea respiró en silencio unos minutos para calmarse.

"Pero bueno, no todo estaba perdido", dijo con una risa.

"Cuando entré a la universidad salí a tomar por primera vez y terminé vuelta un desastre grotesco de vómito, ese odioso y altenero mocoso se convirtió nuevamente en mi lindo Mika- hermanito.", sus palabras se atoraron y se apresuró a corregirlas.

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