uaaaah...
Andrea se tapó la boca con la mano mientras soltaba un gran bostezo.
Ya era casi medio día, pero ella seguía cansada.
"Dios, beber no es lo mío."
Su última resaca estaba durando demasiado.
Si bien la cantidad de vino que bebió después de terminar con su novio no fue poca, tampoco fue excesiva.
Andrea caminó por el campus de la universidad mientras contenía el punzante dolor de cabeza.
No satisfecho con su molesta resaca, su cuerpo estaba tenso y dolorido en algunos lugares.
Andrea no recordaba mucho, por no decir nada, de lo que pasó luego de llegar a casa.
¿Se cayó?
¿Rodó escaleras abajo al tratar de subir a su habitación?
Andrea no tenía ni idea.
Solo sabía que a la mañana siguiente le costaba caminar y estaba algo ronca.
"También está ese mocoso. ¿Qué le dio ahora?"
Mikaela había estado raro, bueno, siempre fue raro luego de entrar a la adolescencia, pero esta vez estaba más raro y distante.
Especialmente de Andrea.
"¿Le vomité encima?"
Sinceramente, no sería la primera vez que pasaba.
Ya había ocurrido algunas veces.
Demasiadas.
Andrea compró una lata de café en una máquina expendedora y se sentó en una de las banquetas que estaban cerca.
"Cierto, su cumpleaños..."
Andrea tuvo una realización interna mientras abría la lata y se la llevaba a los labios.
Durante su infancia, Mikaela era revoltoso y se desesperado por la llegada de su cumpleaños, deseando la llegada de una pila de regalos y juguetes para él.
Pero ahora ya no era así.
Para empezar, el chico tuvo la desgracia de nacer por las fechas de exámenes, sumado a las expectativas de su madre con respecto a sus calificaciones, el chico inevitablemente perdió el interés en la fecha.
Andrea había visto la mayoría de los exámenes que Mikaela traía a casa, y no eran malos en absoluto, simplemente las expectativas de su madre eran demasiado altas.
"Sí, debe ser eso."
Ella no lo pensó más y le puso fin al asunto.
Andrea frotó la cálida lata de café en sus manos, absorbiendo su calor mientras le daba otro sorbo.
Mientras disfrutaba de su bebida, escuchó los pasos de alguien que se acercaba a ella.
Andrea giró la cabeza para ver quien podría ser, solo para suspirar con molestia.
"Por amor a Dios."
"¿Que tal, Ann?"
"¿Quién mierda es 'Ann'? No me digas así."
Ella entendió porque a Mikaela le disgustaba que le dijera 'Mika', pero en su defensa, era un diminutivo cariñoso que usó toda la vida con él.
Pero la persona delante de Andrea no era nada cercano a ella, de hecho incluso le desagradaba bastante.
"¿Por qué? No me gustaría llamarte por tu nombre como lo hacen todos, me gustaría un diminutivo más íntimo..."
"No recuerdo ser lo suficientemente cercana o amigable contigo para que te tomes esas libertades."
"Guau, que fría."
Cabello corto, cuerpo flaco y largo, extremidades largas y flacas, rostro alargado, boca entreabierta, mirada de idiota, pantalones pegados a esas piernas flacas, camisa de mangas largas ridículamente holgada, postura encorvada y descuidada.
Andrea no podía ver ni un rasgó positivo o atractivo en la mujer frente a ella.
"Por cierto, oí que terminaste con tu novio, ¿es eso cierto?", preguntó mientras se sentaba junto a Andrea, incomodamente cerca.
"¿Y a ti que te importa?", respondió Andrea con otra pregunta mientras se alejaba con una expresión de disgusto.
"Bueno, Ann..."
"Te dije que no me llames así."
"Tsk. Bueno, Andrea. Si mal recuerdo, te dije que ese tipo no te traería nada bueno."
"De nuevo, ¿y a ti que te importa?"
"Bueno, me preocupo mucho por ti Andrea", dijo viéndola a los ojos, tratando de verse bien.
"Dios, que mirada mas asquerosa."
"No recuerdo que seamos amigas o personas cercanas como para que te preocupes por mi."
"No hace falta que seamos amigas para que me importes, Andrea."
"Ahí viene de nuevo."
"Escuché que te vieron bebiendo hasta tarde", dijo mientras acortaba la distancia entre ella.
"Joder."
"Si fueras mi novia jamas te haría llorar, lo sabes, ¿no?"
"Ahí esta."
La mirada en los ojos de esta mujer era la clásica mirada de un idiota que trataría de verse genial en un bar.
Andrea contuvo su irritación antes de hablar.
"Creo haberte dicho en múltiples ocasiones que no me gustan las mujeres."
"Bueno Andrea, siempre puedo ser quien abra esa puerta para ti..."
Trató de sonar coqueta, incluso tratando de poner su mano sobre el muslo de Andrea, solo para Andrea tomará su mano con brusquedad.
Ella contuvo un grito ante el inesperado dolor de su mano siendo apretada.
Andrea la soltó, se puso de pié y dejó la lata a medio beber a un lado.
La miró con una mirada llena de asco y desdén.
"Por si aun no te entra en la cabeza, déjame aclararlo nuevamente."
Su tono de voz apenas contenía la molestia dentro de ella.
"No me gustan las mujeres, y en el hipotético caso de que me llegue a gustar una, jamas serías tú."
"...¿Qué? ¿Por qué?"
"Simple, si me llegó a enamorar de una mujer, quiero se vea como una mujer", dijo ella. "Si algún día llegó a desear una mujer, será una mujer que luzca como mujer y no una idiota de pecho y trasero plano que se peina y viste como hombre."
"Soy hermosa", dijo Andrea de la nada. "No es simplemente mi ego, es un hecho que soy linda, por lo tanto quiero una pareja igual de atractiva o que al menos me agrade y no sea una molestia humana como tú."
"...¿Soy una molestia?"
"¿Preguntas por que no lo sabes? Sí, eres molesta, la expresión de idiota que pones y la molesta intensidad es desagradable."
"..."
"La intensidad en la que coquetea la gente como tu es molesta, tanto en hombres como mujeres."
"Ahhh, ya veo, te disgusta que coqueteen..."
"Nada que ver, me gusta, solo me recuerda lo hermosa que soy."
"..."
"Mi pareja anterior sabía coquetear y como ponerme nerviosa solo con palabras, mientras que tu solo me provocas ganas de vaciarte una botella de gas pimienta en la cara."
Con todo dicho, Andrea suspiró, su dolor de cabeza disminuyo bastante.
"¿Necesitaba desahogarme?"
Andrea no lo sabía ni lo pensó más.
Dejó a la mujer que parecía haber chocado con una pared y fue a su siguiente clase.
ESTÁS LEYENDO
Tabú
RomanceLa noche cae y una mujer despechada y ebria encuentra consuelo físico y emocional en su hermano menor.