Frío Abrazo.

74 11 0
                                    

Mikaela soltó una risa irónica por sus palabras, la última vez que tuvo ese pensamiento terminó siendo devorado por un mujer despechada.

Apartando el pensamiento, Mikaela comenzó a caminar de manera ociosa junto a al orilla del río.

El suave crepitar de la nieve bajo sus zapatos creó un ambiente armonioso, pero lamentablemente no pudo apartar la maraña de emociones y pensamientos revueltos de su mente.

La pálida luz de la luna que se derramaba sobre la tierra junto a la agradable y fría brisa nocturna trajo una sensación agradable.

A diferencia de la noche anterior que había sido caótica con fuertes vientos helados, esta noche el mundo a su alrededor estaba soprendentemente pacífico, cubierto por una nieve recién caída.

En este pacífico y armonioso escenario, Mikaela dio rienda suelta a los pensamientos que se amontonaban en su mente.

Ya no podía contenerlos más.

La nieve recién caída brillaba bajo la luz de la luna, pero la belleza del paisaje no podía aliviar el creciente dolor en su corazón.

Las emociones de Mikaela giraban fuera de control; se sintió triste, enojado, avergonzado y confundido, sin saber qué hacer con esos sentimientos.

Como un telón de fondo, el sonido tranquilizador del río fluyendo junto a él a través de la noche.

Mikaela bajó la mirada, su atención se fijó en el río. El agua arrullaba suavemente la noche mientras corría sin prisa, como si compartiera un secreto con el frío aire nocturno.

Mikaela se inclinó junto al río y observó las olas heladas y oscuras que avanzaban con lentitud, como un pulso constante que le llegó a las entrañas.

"Es mas profundo de lo que parece..."

Vio la luna reflejada en el agua, que a pesar su luz plateada, no lograba iluminar sus profundidades, creando una escena misteriosa, donde todo lo que uno no puede ver permanece en la sombra.

Y entre esas sombras, Mikaela se vio así mismo.

El agua helada reflejaba sus pensamientos confusos y conflictivos.

A medida que contemplaba su reflejo en las oscuras aguas, Mikaela percibió todos sus errores reflejados en su propio rostro.

Las arrugas de preocupación y arrepentimiento se marcaban en su joven frente, las líneas alrededor de los ojos revelaban las noches de mal sueño, y la tristeza y el pesar parecían hundir toda su expresión.

El frío de la noche pareció hundirse en su pecho, congelando sus emociones y dejándolo aún más perdido.

Perdido y sin saber qué hacer, Mikaela abrazó sus rodillas. Pensó que venir aquí le ayudaría a superar... a olvidar.

Pero fue en vano.

No importó que tan lejos corrió, lo alcanzó fácilmente como un espectro asechando en su sombra.

Su pecado era demasiado grave para simplemente olvidarlo, y más importante, una parte de él no quería hacerlo.

No importaba cuanto se odiara por ello, pero muy en el fondo lo había encontrado... ¿agradable?, y es eso lo que le repugnó de sí mismo. Encontrando desconocida esta parte de suya.

¿El sexo fue bueno porque era sexo o porque fue con Andrea?

La gravedad de esa pregunta dejo mal a Mikaela.

Pensando más a fondo, si lo comparaba con sus encuentro con Diana, había un claro contraste entre ambas experiencias.

Diana había sido más experimentada y hábil que la torpe y brusca borracha, pero aun así prefirió eso.

Tabú Donde viven las historias. Descúbrelo ahora