Besala

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Mikaela llamó un taxi minutos después de salir al exterior.

Saludó al taxista e indicó la dirección.

Mientras el auto avanzaba, Mikaela miró por la ventana y repasó lo ocurrido en las últimas horas.

"Fue divertido."

Al principio una de las peticiones de Diana lo había puesto nervioso, pero al final superó su vergüenza y lo hizo.

Una ligera sonrisa se extendió por sus labios al recordarlo.

***

Sus labios se unían apasionadamente mientras se desprendían de sus ropas y las arrojaban de forma descuidada al suelo.

Mikaela batalló un poco para desabrochar el brasier de Diana, lo que generó una risa burlona de ella entre besos.

Diana se separó del beso y miró a Mikaela con diversión en sus ojos.

"Eres malo besando", dijo ella. "Realmente no tienes nada de experiencia."

Mikaela soltó una pequeña risa.

"Bueno, perdon por eso."

"No hay problema."

Diana envolvió sus brazos alrededor del cuello de Mikaela y lo acercó nuevamente a ella.

Sus labios se volvieron a encontrar y las manos de Diana juguetearon con el lóbulo de la oreja de Mikaela.

El toqué fue inesperado, pero sorpresivamente agradable.

"Tú también..." murmuró Diana entre besos. "...No olvides usar tus manos..."

Aunque ella dijo eso, Mikaela no estaba realmente seguro de dónde tocar.

Había mucha carne para su pobre e inexperto par de manos.

Finalmente, sin estar completamente seguro de que hacer, terminó poniendo sus manos en la cintura de Diana.

Diana volvió a alejarse del beso, dejando una de sus manos en el cuello de Mikaela y otra acariciando sus labios.

Ella miró los labios de Mikaela por unos segundos antes de sonreir.

"Ahora, ¿que tal si besas mis otros labios?"

Mikaela la miró confundido.

"...¿Otros labios?", preguntó confundido luego de un rato.

Diana asintió.

"Sí, mis otros labios."

"...No se a que te refieres..."

Las palabras de Mikaela se quedaron a la mitad cuando Diana separó ligeramente las piernas, revelando su humedad palpitante.

"Ah..."

La mirada de Mikaela fue de la húmeda de Diana a su rostro y de su rostro a su humedad nuevamente.

"¿Y... qué dijiste que querías que haga?", preguntó con nerviosismo en su voz.

"No quería, quiero", dijo Diana con énfasis. "Que la beses."

Mikaela no estaba seguro de cómo reaccionar o actuar.

"¿Disculpa?", volvió a preguntar con la esperanza de que si se hacía el tonto, ella renunciaría a su pedido.

"Quiero que te la comas, Mikaela."

Pero la realidad no fue como él que quería.

"Ay."

Mikaela tragó saliva antes de suspirar derrotado.

"No te quejes si no lo hago bien..." dijo mientras se inclinaba hacia la humedad de Diana.

"No te preocupes..." dijo Diana mientras rodeaba la cabeza de Mikaela con sus piernas y acariciaba su cabello. "Estoy aquí para guiarte."

Mikaela sintió escalofríos cuando los suaves muslos de Diana se envolvieron alrededor de su cabeza.

Mikaela separó ligeramente los labios y acercó su lengua a ella.

***

"Hemos llegado."

Mikaela fue sacado de su ensoñación despierta por la voz del conductor.

Mikaela agradeció, pagó la tarifa y salió del auto.

Buscó sus llaves en el bolsillo de su chaqueta y abrió la puerta.

Al entrar, mirándolo desde la parte superior de las escaleras, estaba su hermana mayor.

Mikaela en este punto había vuelto a su típica expresión desinteresada, y se aferró a ella.

Cuando veía el rostro de su hermana, el recuerdo de su pecado brotaba, haciéndolo sentir horrible consigo mismo.

Sin permitirse mostrar emociones de más, subió las escaleras.

Tabú Donde viven las historias. Descúbrelo ahora