"Tenemos un puente de 30 minutos hasta el próximo examen, ¿no?", preguntó Francis desde su asiento.
Mikaela miró a Jean, quien asintió con la cabeza antes de bostezar.
No tenían nada que hacer ni de que hablar hasta entonces, por lo optaron por ojear distraidamente sus libros.
"Que aburrimiento", pensó Mikaela mientras repasaba sus notas y las comparaba con el libro.
Tampoco es como si hubiera algo que hacer en su casa. Aún le incomoda estar Andrea y si su madre se enteraba que estaba holgazaneando le daría esa terrible y fría mirada suya.
Lo único considerablemente interesante que tenía para hoy sería pasar el rato con Diana.
Hoy en la mañana recibió un mensaje de ella concertando un encuentro en la noche.
"Tienes una expresión rara ahora mismo", dijo Francis mirando el rostro de Mikaela.
Mikaela, sin saberlo había esbozado una ligera sonrisa.
"¿Por que sonríes?", preguntó Francis. "¿Ya te volviste loco?"
Mikaela recompuso su expresión antes de negar con la cabeza.
"No les diré."
Sí, eso sería lo mejor.
No quería compartir aún el hecho de que había tenido dos encuentros con una mujer adulta.
***
"Hasta mañana."
Mikaela se despidió de sus amigos y subió a un taxi.
Hoy no tenía ganas de caminar hasta la estación.
Durante la semana de exámenes, cada estudiante era libre de irse a casa siempre y cuando haya acabado sus exámenes del día.
Aunque aun faltaba mucho hasta su encuentro con Diana, Mikaela quería estudiar un poco para mañana antes de salir a divertirse.
Al llegar a casa, naturalmente no había nadie.
Andrea tenía clases hasta la noche y sus padres siempre llegaban tarde.
"Bien."
Mikaela subió a su habitación y trazó sus acciones mientras se quitaba el uniforme y salía con una toalla envuelta alrededor.
Ahora tomaría un baño, luego estudiaría hasta que faltara un poco para su encuentro, saldría y se encontraría con Diana, pasaría un rato con ella y volvería antes de sus padres vuelvan.
En su mente eso sonaba como un buen plan.
Luego de darse una ducha, Mikaela se puso ropa cómoda y se sentó en su escritorio.
"Bien, ahora..."
Mikaela abrió su libro y sacó sus apuntes, listo para trabajar su mente antes de salir a trabajar su cuerpo.
Unas horas después, Mikaela se levantó y estiró su cuerpo.
Con su mente ligeramente fatigada, se sintió algo reacio a salir.
Contuvo un bostezo y salió de su habitación, bajó hasta la cocina y tomó un poco de agua.
Apoyándose contra el mostrador de la cocina, Mikaela consideró seriamente si cancelar su reunión con Diana.
Su agotamiento era puramente mental, y se podía recuperar con un poco de descanso.
Pensó por unos minutos antes de lavar el vaso y dejarlo de vuelta en su lugar.
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Tabú
RomanceLa noche cae y una mujer despechada y ebria encuentra consuelo físico y emocional en su hermano menor.