Lluvia

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"...ah ...ahg..."

Debajo de su manta, Andrea frotaba suavemente clítoris por encima de la húmeda tela de sus bragas.

Ella se sentía increíblemente acalorada.

Aquel sueño había sido tan crudo y desenfrenado que la llenó de una sensación de asombro y calor.

Aunque se había negado a hacerlo con su novio, una parte de ella anhelaba ser parte de semejante acto y compartir los placeres que traía la unión carnal de dos cuerpos.

Pero aunque su anhelo era fuerte, no lo era tanto como su inseguridad y su miedo.

¿Por qué sentiría miedo?

Ella no lo sabía.

Así que hasta que su miedo se vaya y tenga la seguridad de poder hacerlo, decidió disfrutar de un rato de juego en solitario usando aquél sueño como material.

Recostada y sin detener la mano que frotaba su clítoris, levantó su camiseta para revelar sus pechos.

No eran demasiado grandes, ni pequeños, sino de un tamaño mediano que entraría perfectamente en una mano.

Apretándolos con una mano, apretó los muslos con su otra mano entre ellos y frotó más rápido su clítoris, en busca de más fricción.

"...hnng.." Un gemido escapó de sus labios mientras comenzaba a tocarse más fuerte y más rápido.

Con los ojos cerrados y frotando cada vez con más abandono su clítoris, luchó por contener su voz y por aferrarse mas al recuerdo del sueño que cada vez era más borroso en su mente.

Apretó más sus muslos para crear mas fricción contra su hinchada protuberancia, pero no fue suficiente.

"Oh Dios... lo necesito tanto...", murmuró para sí misma mientras separaba las piernas y levantaba las caderas para quitarse las bragas.

¿Qué era lo que necesitaba?

Ni idea, su boca solo soltó palabras al azar.

Los dedos de sus pies se curvaron fuertemente cuando introdujo en dedo en ella y apretó con fuerza sus pezones endurecidos.

En ocasiones anteriores, apenas le entraba la mitad de su delgado dedo, pero esta vez entró fácilmente.

Pero en su creciente calor, Andrea ni noto este hecho.

Soltó sus pechos y bajó su mano hasta su dolorido clítoris para frotarlo mientras su dedo acariciaba sus paredes interiores.

Andrea sentía un intenso orgasmo creciendo dentro de ella.

Su espalda se arqueó y los dedos de sus pies se apretaron más cuando comenzó a moverse contra su dedo.

"...Dios... ahg..."

Andrea continuó moviéndose contra su dedo hasta que finalmente llegó al clímax seguido de un fuerte jadeo.

Su liberación inundó su dedo y sus paredes se apretaron a su alrededor con fuerza.

Luego de unos minutos cuando de las secuelas de su intenso clímax desaparecieron, Andrea apreto los labios y retiró su dedo.

Andrea se quito la manta de encima y respiró profundamente cuando el aire helado la habitación tocó su cuerpo cubierto de sudor.

Ella miró su mano con una sonrisa irónica.

Su dedo medio estaba arrugado y empapado por completo.

Andrea suspiró y limpió su dedo descuidadamente con las mantas.

Tabú Donde viven las historias. Descúbrelo ahora