Gris

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Luego de darse una ducha y quitarse el sudor del cuerpo, Andrea volvió a su habitación.

Mientras secaba su cabello, Andrea frunció las cejas.

No por Mikaela ni Amelia, sino porque se suponía que ya debería estar terminando su proyecto de fin de semestre.

¿El problema?

Ella no llevaba ni la mitad.

Con tantas cosas en su cabeza, apenas y podía pensar en eso.

¿Y si le paga a alguien para que lo haga por ella?

Era más o menos viable.

Por un lado, aprobaría sin hacer más de lo que ya había hecho, pero por otro lado, su madre la mataría si se enterara.

"Dios, que dolor de que cabeza..."

Andrea suspiró y se pellizcó el entrecejo.

Todo era demasiado complicado, así que decidió irse a dormir.

***

"¿Qué haces, Grande Soeur?" Mikaela miró a Andrea quien estaba sentada en la sala con su portátil en el regazo y tecleaba furiosamente.

Después de desayunar, Andrea había bajado su portátil de su habitación y se alojó en la sala.

"Tarea", tespondió secamente.

"¿En sábado?" Aunque no lo demostró, Mikaela estaba sorprendido.

"Sí, en sábado, ¿algún problema?"

"¿Por qué está tan agresiva?"

Mikaela negó con la cabeza.

"No, para nada", dijo mientras caminaba hacia la cocina.

"¿Saldrás?", preguntó Andrea sin apartar la mirada de la pantalla de su portátil.

"No." Mikaela le habló desde la cocina mientras se servía agua en un vaso.

"¿De verdad?", preguntó sin detener sus dedos sobre el teclado.

"De verdad. ¿Por qué preguntas?"

"Curiosidad."

Mikaela la miró algo confundido mientras se llevaba el vaso a los labios y bebía el agua.

"Dejando de eso de lado, ¿cuándo piensas empezar a estudiar?", preguntó Andrea.

"Hoy."

"¿Seguro?"

"Muy seguro."

Mikaela dejó el vaso vacío en el fregadero y subió a su habitación, dejando a Andrea haciendo lo que sea que estuviera haciendo.

La verdad, no quería estudiar.

Quería verse con Diana, pero ella se negó.

Según ella, estaba agotada.

Mikaela miró los libros de su estantería.

Jean le había enviado el horario de exámenes ayer por la noche.

Mikaela se lamentó para sus adentros antes de sentarse en su escritorio y abrir sus libros.

***

Lunes por la mañana.

Mikaela fue despertado por su madre temprano en la mañana.

Lo hizo bañarse, vestirse, le dio de desayunar y lo sentó a estudiar hasta que tuvieran que irse.

Ni bien empezaba el día y Mikaela ya estaba cansado.

Mientras repasaba su libro, escuchó los pasos de alguien bajando las escaleras a toda prisa.

Tabú Donde viven las historias. Descúbrelo ahora