CAPITULO 3: compromiso

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Minhye

El chico frente a mi parecía estar sentado de lo más tranquilo, nada fuera de lo común; los padres hablaban mientras que él escuchaba con atención, sonreía e ingería los alimentos. De vez en cuando cruzaba miradas conmigo pero de inmediato se volteaba a ver hacia otro lado.

Siendo honesta, yo no sabía si quería que la tierra se lo tragara a él o a mi pero en definitiva quería estar lejos de esta molesta situación, sin embargo, parece que él está de acuerdo con todo esto.

Mis padres se reunieron conmigo después de la escuela la tarde de ayer, me comunicaron que, debido a causas externas y sacrificios mayores por formar parte de la familia Bae, debo casarme con el hijo de una familia de renombre y, por supuesto, rica. Las cosas en la empresa van bien, es decir, no tengo que salvarla de la quiebra o algo por el estilo, sino más bien mis padres y los padres del chico quieren escalar hasta lo más alto de la cima en el país y Estados Unidos. Según sé el chico es americano y eso ayudará mucho a que Corea y el país de la libertad tengan fluidez en cuanto al comercio.

Eso explicaron, sin embargo, estoy en desacuerdo.


¡¿Cómo por qué debo ser yo la elegida?! Es decir, no sé, pudieron elegir a alguien más para hacer el acuerdo... ¿verdad?

¡Claro que no! Tenía que ser yo. Soy hija única.

¡Ay no! ¡No quiero!

Ni siquiera lo conozco o lo había visto antes de esta cena. Tampoco es que yo tenga a alguien en mi corazón, no. Simplemente no quiero que me casen a la fuerza pues se supone que cuando alguien se casa lo hace por amor, ¿estoy en lo correcto? Entonces, ¿por qué debería casarme por compromiso? Y para colmo, un compromiso ajeno a mi, refiriéndome a mis padres.

Soy modelo, no empresaria, y por ser mujer jamás heredaré la empresa de mis padres así que, ¿por qué querer tirarme por la borda? No me cabe en la cabeza.

Intenté actuar lo más normal posible hasta que llegó la hora de tocar el piano. Sentía que en cualquier momento vomitaría por el estrés o nervios, ¡no sé! A este punto ya no se nada.

El chico se sentó frente al piano y comenzó a tocar la melodía; sus dedos lucían cual plumas de cisnes, delicadas y suaves al tacto con las teclas del maravilloso instrumento frente a él. Seokjin y yo hemos tocado el mismo piano por ya varios años, sin embargo, nunca había escuchado nada parecido; tal vez sea porque aún soy principiante o porque Seokjin no me cree capaz de lograrlo, no lo sé, pero lo que si se es que pasará bastante tiempo antes de que alguien vuelva a tocar el piano de la misma manera.

Las últimas notas sonaron y, a continuación, sus padres me invitaron a unirme con él para seguir con el armónico ambiente nocturno.


El chico se hizo a un lado para darme un poco de espacio; me senté y casi al instante comenzamos a tocar las notas escritas en papel.

Debo ser honesta y admitir que la melodía se escuchaba bien; algo de frialdad de mi parte armonizaba con su cálida forma de tocar las teclas del piano. ¡Nunca antes había escuchado nada igual! Me limité a no verlo pues la realidad es que aunque pareciera que nos conocemos de hace años por la forma en la que congeniamos tan bien frente al instrumento, la verdad es que no hemos cruzado palabra alguna durante la velada.


Aunque bueno, eso ya no importa. A partir de esta noche el chico Huening y yo estaremos atados de por vida. Supongo que habrá tiempo para conocernos después.



Los señores Huening se mostraron muy agradecidos por las piezas interpretadas que por un momento casi olvido el por qué estamos aquí reunidos. Platicaron un poco más de los planes a futuros y, cuando estaban por irse, padre le agradeció por su asistencia a la cena... y también por la oportunidad de comprometerme con su hijo heredero.


My dear Sputnik | Huening KaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora