CAPITULO 30: un momento

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Minhye

—¡No puede ser!— la rubia se lamentaba a más no poder. Frotaba sus mejillas algo frustrada y ataba su cabello en una coleta alta. Lanzó sus pantunflas lo bastante lejos y se sentó en la mesa con cuaderno en mano —¡No puede ser, no puede ser, no puede serrr!




Dejé de hacer mi tarea y volteé a ver a la rubia.




—¿Qué sucede Bahiyyih?— pregunté confundida.



Arrancó la hoja de su cuaderno y la hizo bolita.


—No es nada, Hye.



—Puedo ayudarte si gustas — sonreí.


La rubia volteó a verme y dudó un poco antes de hablar.



—¿Recuerdas que te había hablado sobre... sobre una amiga mía?



La miré un poco confundida intentando recordar lo que había dicho anteriormente pero, al ver que no recordaba, se retractó.



—Nada, nada. Estoy loca, no me hagas caso.




—No, no, espera. Déjame hago memoria.— me acerqué un poco más para ver si su cuaderno podría darme una pista para recordar pero no fue así. En su lugar, ella tuvo que decirme directamente.





—Xiaoting, la pelirroja...





—Oh... —asentí lento. — Ya, ya recordé.




—Es que estoy encargada de organizar su fiesta de cumpleaños y — volteó a verme y negó. — No, es una tontería, no debería pedirte ayuda. No, no debería...




—¿Bahiyyih?



La rubia se mordió un labio nerviosa.




—Disculpa, no debería de traerla a la plática, al menos no cuando estamos en la casa.— Bahiyyih agarró sus cosas para retirarse pero inmediatamente la detuve.



—¡No, no, no! Espera. Para empezar ésta no es mi casa. No tienes porque irte o dejar de hablar de nadie por mi. Solo soy una intrusa.




—Ja, claro que no. — rápido me sonrió— No eres una intrusa Minhye, eres LA futura Huening, prometida de mi hermano, no lo olvides.




—Bahiyyih—



—Solo ignóralo, está mal. Creo que apenas va pasando la adolescencia o algo por el estilo. No le hagas caso. Al rato—





La detuve con una sonrisa de mi parte.



—Bahiyyih, está bien. —toqué su hombro por un momento— Lo que sea que venga para nosotros, ya sea amistad o un largo futuro juntos, estoy lista para ello. — dije honesta — Además, Soobin dijo algo el otro día que me hizo pensar un poco más sobre Kai y todo eso de darle tiempo.



Los ojos de Bahiyyih se abrieron un poco más como si acabara de recordar algo.



—Oh, ¡cierto! El día del auditorio.



—Si, ese día.




Hizo una mueca como si estuviera ofendida y me miró de reojo mientras regresaba a su lugar en la mesa.




—Vi como te miraba Soobin... ¿acaso hay algo entre ustedes dos?— preguntó directa.



—¿Qué? No.



My dear Sputnik | Huening KaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora