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Dedicado a todas las personas que no pudieron se ramadas

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Dedicado a todas las personas que no pudieron se ramadas. 

No me gusta conocer a personas nuevas, me siento cómoda con las que están en mi vida, pero después de aquel trágico accidente por el cual me tuve que mudar de país, mi rutina se ha tenido que someter a diferentes cambios bruscos, entre ellos el de conocer a gente nueva.

Nunca me agradaron las experiencias nuevas, en Chile yo soleá juntarme con las mismas personas de siempre y salir al viejo bar que estaba a unos veinte minutos en carro cerca de la universidad donde vendían alcohol de dudosa procedencia, estupefacientes que consumían algunos chicos y baños sucios donde mis amigas y yo nos acomodábamos las blusas frente a los asquerosos espejos para después abrazar a alguna chica que entrara llorando porque su novio era un patán.

La vida era fácil y sencilla, una cómoda rutina.

Cada viernes solía salir a esos bares de mal estado, bailar las canciones que no se escuchaban en la radio por las letras y se mis abuelos oyeran me hubieran dado una buena reprimenda, tomar un par de cervezas, quizás filtrar con algún desconocido y regresar a en el auto de alguno de los chicos, principalmente en el kia gris que le había regalado a uno de mis mejores amigos por su cumpleaños y el cual mantenía una enorme cantidad de recuerdo por todas las ocasiones en las que no llevo rumbo a una nueva exploración.

Todo se sentía como una antigua costumbre, en cambio en Buenos Aires todo era nuevo, me forzaba a vivir cosas y la verdad es que eso me desagradaba aterraba, por rato me preguntaba en que hubiera pasado si.

-Emi, creo que es suficiente alcohol por hoy.

Al voltear noté a la rubia de vestido rozado con un rostro lleno de pena mientras me quitaba la cerveza de la mano.

-Emi acabas de besarte con Matías y te espera en la pista, luces algo ebrias.

"Ebria" tenía tanto que no me ponía ebria, un enorme asco ahogo todo mi cuerpo y juro que pude sentir una escama espumosa y pegajosa en mi piel, adherirse hasta llegar a los huesos, mi respiración era claramente pesada combinado a mi cabello que se pegaba a mi nuca por el sudor.

Me sentí sucia, horrible, como un putrefacto cadáver que descansaba sobre la acera de la carretera esperando a ser encontrado por un oficial de policía y que tenía gusanos comiendo de su carne, incluso pude oler el asqueroso edor de la sangre coagulada.

Mi estomago se revolvió y Bianca pareció notarlo pues me llevo corriendo hasta el baño donde termine vomitando en un cubículo mientras la rubia sostenía de mi cabello con una mano y con la otra daba pequeñas caricias en m espalda.

Llamen a dios, que Matías no haya visto eso.

Al terminar y engoarme la boca con agua de la llave la rubia me miraba con un poco de pena.

-Vos no te preocupes, hire por nuestros bolsos para que salgamos de aquí juntas.

Salió del sanitario y después de unos segundos capté la humillación que acababa de salir, con mucha vergüenza salí del lugar sin esperar a Bianca y le envié un mensaje.

ᴛᴇ ᴄᴏɴᴏᴄÍ ᴇɴ ʙᴜᴇɴᴏꜱ ᴀɪʀᴇꜱ.//ᴇꜱᴛᴇʙᴀɴ ᴋᴜᴋᴜʀɪᴄᴢᴋᴀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora