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Caminaba por mi facultad un tanto inquieta, sentía la sangre correr por mis venas hasta subir a mis mejillas y la lluvia golpeaba los cristales de las ventanas

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Caminaba por mi facultad un tanto inquieta, sentía la sangre correr por mis venas hasta subir a mis mejillas y la lluvia golpeaba los cristales de las ventanas.

Aun era muy temprano y yo ya casi no recordaba el olor de mi hogar, la tierra mojada, hojas de pino esparcidas por doquier, mate siendo preparado en la cocina y la loción de mi abuelo.

Nada de esos olores estaba, ahora solo podía notar algo parecido al cloro o detergente de limpieza que se ocupaban para limpiar los suelos.

Busque con la mirada a alguien que trajera una sombrilla extra o alguna chaqueta que pudiera ayudarme.

Bianca no vendría por mi pues ella estaba en casa de aquella chica asiática que habíamos conocido en la fiesta haciendo sabrá dios que cosa.

Le había mandado un mensaje a mi padre tiempo, pero respondió su esposa con una nota de voz mencionando que el estaba ocupado en el trabajo y que no podría venir a recogerme.

Porque en el fondo yo era un estorbo, ellos no lo mencionaban, pero de alguna forma muy inconsciente yo podía notarlos.

Lo notaba cuando Bianca quitaba algunos cuadros de la pared de la sala de estar porque a mi no me gustaban demasiado y terminaba invadiendo su espacio, lo notaba cuando esa mujer solía evitar que mi padre y yo nos viéramos, lo note cuando mis tíos me bloquearon después del accidente de mis abuelos, lo percibí cuando esos viejos ancianos se esforzaban por mi y la prueba más leal de dicha incomodidad que yo parcia era el cómo le había arrebatado la vida a mi madre con mi nacimiento.

A veces me preguntaba qué hubiera pasado si las cosas hubieran sido distintas, si mi padre no hubiese echo ese viaje a Chile hace veinte años y hubiera terminado engañando a su esposa con una simple chica estudiante de medicina la cual termino embarazada y después murió.

Ella falleció una navidad, después de los villancicos y costumbres decembrinas, entre las luces de los árboles, esferas y pasteles cargando a una niña que todos sabemos que jamás pidió.

-¿Por qué siempre aparece usted en los momentos menos agraciados?- escuché y al voltear atrás de mi lo note.

A Esteban parado detrás de mi abriendo con cuidado su enorme sombrilla gris para cubrirse de las gotas que ya habían caído algunas en su rostro perfilado y que otras se deslizaban de sus cabellos castaños.

Su camisa ligeramente pegada a su pecho y un semblante cansado, lucia como un hombre común y corriente.

-perdón por ser un estorbo- susurre.

El bufo cansado y me miraba de forma desaprobatoria.

-¿No se va a apurar o que? Rápido venga conmigo- demando él y obedecí.

El no permitió que la lluvia tocara mi cuerpo pues rápidamente me cubrió con su sombrilla y de forma semi inconsciente me aferre a su brazo, tal como una serpiente trepadora que toma todo lo que está cerca de sí.

ᴛᴇ ᴄᴏɴᴏᴄÍ ᴇɴ ʙᴜᴇɴᴏꜱ ᴀɪʀᴇꜱ.//ᴇꜱᴛᴇʙᴀɴ ᴋᴜᴋᴜʀɪᴄᴢᴋᴀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora