Te conocí en Buenos Aires, bajo la sombra de los viejos edificios, con el canto de los aves a nuestro alrededor, la brisa de la lluvia mojando nuestros cuerpos y el destino acompañándonos.
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Era trágico lo que estaba ante mis ojos, una terrible historia de terror sacada de la más retorcida mente de director se presentaba ante mi como un fantasma gótico o un monstruo nauseabundo y rastrero del cual los niños o cualquier ser humano pensante le huiría lejos para no encontrarse.
La piel era pálida, de un asqueroso tono amarillo con ligeros tintes verdes que le daban un aspecto enfermo y mezquino. Su cabello que alguna vez fue rizado y brillante ahora era seco, apagado y tan sucio que soltaba un olor nauseabundo que me recordaba a la tierra de los campos de mi lugar, donde el césped crecía entre los desechos naturales de los animales.
Sus ojos, dos esferas hundidas con una mirada parecida a la decadente luz que dan los de un cerdo, rodeado de sombras negras que le dan un aspecto más deprimente.
Esta huesuda, luce tan muerta que uno puede sentir pena y que el hecho de que siga respirando se convierte en una tortura no solo para aquel que lo vive, si no que también para el que lo está mirando.
Quisiera que estuviera muerta, pero no es un deseo mal intencionado como el que se le tiene a aquel que te hace mucho daño, es más bien un deseo piadoso, uno que ruega misericordia a cualquier deidad en el cielo, ya que si ella lograra levantarse de esa cama dudo por mucho que sea su mente sea capaz de recuperarse se tal situación tan desdichada, para este punto, no me sorprendería saber que es un deseo que ella misma tiene, se acurruca en su corazón llorando por ser cumplido.
Creo fervientemente, que lo más triste de esta situación no radica en que ella sea incapaz de levantarse de la cama por voluntad propia, tampoco en el dolor que deben de sentir en los huesos o lo insoportable que debe de ser el soportar su propio hedor. No, lo trágico de esta historia está en el pasado, igual que en cada persona que yo conozco.
Las personas estamos acostumbradas a escuchar las historias de otras personas sin ponernos a pensar demasiado en las propias y si lo pensamos ¿tuvimos la dicha de nacer deprimidos para poder sobrellevar los dolores de la vida? No lo sé, pero si así fuera definitivamente, pero ella no.
¿Qué sucede cuando el día de tu nacimiento es celebrado y ahora tu existencia le da paso a la simple ignorancia? Para poder decaer alguna vez tuviste que volar y para una persona que jamás conocí la pena humana, el fuerte golpe de realidad se vuelve irresistible y la muerte comienza a susurra como un amante perfecto.
Realmente su enfermedad no es tan lúgubre, cualquier otra persona ya estaría levantada como si nada haciendo su vida, aquí y la diferencia está en lo que uno se deja morir.
¿Alguna vez me vi así?
-Emilia.
-Prima.
Ella solloza, me dan ganas de decirle que no lo haga porque parece que se romperá como una hoja de papel, no entiendo nada de lo que paso estos meses en mi ausencia, como mencione, una persona podría sobrevivir sin mucha dificultad a un accidente como el que tov ella, sus huesos ya no estaban rotos, ya no había moretones en su rostro o brazos, pero incluso esa imagen de ella la estación pasada lucia mucho más sana que la cosa tan terrible que tenía frente a mí.
