Mi abuela solía tardar bastante en prepara el mate, ella lo tomaba como un ritual.
Se lava con sumo cuidado las manos, empezando por las palmas de estas, restregaba con el estropajo sus uñas, lo pasaba con algo de fuerza la tela sobre sus huesudas muñecas hasta subirlo a la altura de sus codos y terminaba por hacer correr el agua fresca por la zona.
Cada mañana era lo mismo, crecí viéndola hacer dicho ritual por lo que fueron veinte años, después tomaba con cuidado calentaba el balde con agua sobre la estufa, mientras el agua hervía ella arrojaba con determinación las hierbas en el termo, derramaba el agua y finalmente colocaba las desgastadas bombillas.
Después de servirlo ella se sentaba conmigo y mi abuelo a charlar un rato sobre cualquier cosa cotidiana que sucediera, algún cotilleo del vecindario, alguna noticia o algo que le hubiese sucedió extraño a cualquiera de los tres.
Era un momento sumamente relajante para el alma y que nuestro pequeño momento juntos porque
-Aquí esta su mate y su café- Hablo la camarera colocando las bebidas sobre la mesa de caoba que servía como separación entre Esteban o el "Profesor Esteban" y yo.
Había un silencio entraño entre los dos, de fondo sonaba lo que parecía ser un tango en la vieja radio del local que el maestro había escogido, la madera chillaba con el peso que daba uno al dar un paso y había un olor intenso a cocoa esparcido en el ambiente.
Yo jugaba con mis dedos de forma nerviosa y el miraba a la nada como si el cojín desgastado a un lado de mi fuera la cosa más sorprender que hubiera en el mundo.
-Gracias por el café -
-¿De donde conoce usted al profesor Enzo?.
¿Porqué de tantas preguntas me hace esta? ¿Cómo le explico del pequeño pero intenso romance que vivía con el que parecía ser su amigo? ¿Cómo le relato la terrible tragedia que vivimos juntos? ¿Cómo le cuento que es el prometido de mi prima?
-Estábamos en la misma universidad en Chile y nos encontrábamos un par de veces.
-¿Eres chilena?- pregunto mientras tomaba un sirvió a su mate y pedía un pastel de fresas.
-Nací en Chile, crecí con mi abuelo, pero tengo ascendencia argentina por parte de mi padre- respondí.
-¿Tus abuelos? ¿Dónde estaba tu madre?
-Murió dándome a luz.
-¿Creciste con tu padre?- cuestiono y yo negué con la cabeza.
-Me visito dos veces en mi vida, y a veces mandaba cartas pero ahora vivo aquí y tengo más oportunidades de visitarlo porque ahora el se está haciendo cargo de mis gastos.
-¿Y tus abuelos? ¿Dónde están?
-Muertos.
El susurro un simple e incómodo "Lo siento" y miramos nuestros de forma intensa, hasta que nos interrumpo la mesera entregando las piezas de torta con frutilla pues había una intensa y profunda conexión que nos envolvía.
Comenzamos a comer los postres, el daba pequeños cortes a su tarta y los masticaba de forma dolorosamente lente, comía muy lento.
-¿Qué estudias?- pregunto el.
-¿Estudio filosofía- respondí mirándolo fijamente.
-¿Trabajaras de eso?- cuestiono y negué con la cabeza.
-No realmente, me encanta la fotografía y mi plan es dedicarme profesionalmente a eso ¿tú que planeas para el futuro? -
-Mmmm suena interesante, yo soy licenciado en actuación, pero me gustaría dedicarme a la dramaturgia.
Otro bocado de pastel.
-¿Te gusta ser profesor?- pregone y el levanto los hombros sin mucho ánimo.
-Es bastante complicado, pero me agrada.
-¿Qué más te gusta hacer?- cuestione.
-Me encanta el cine, imagino que a ti también y me gusta los museos de arte.
-Si, me encanta el cine de echo hay una película muy bonita que acabo de ver-
Los pastelillos se habían acabado, incluso pedimos más rebanadas de tarta y la platica siguió por un rato, era una charla amena acompañada de café y la música de fondo sonando.
De pronto sentí algo hacerme cosquillas en la mano, era algo apenas perceptible, pero al bajar la mirada noté como su mano de forma tímida intentaba tomar la mía con sutileza, entonces lo comprendí.
Esteban era el hombre más tímido y adorable que había conocido en toda mi vida.
Tome con cuidado su mano acunándolas entre las mías y nos regalamos una pequeña sonrisa cómplice.
Pago la cuenta, no tengo ni la mitad de idea de cuanto fue pero imagino que fue algo considerando las cuatro tasas de café que tomo cada uno y las seis rebanadas de pastel que comimos entre los dos.
-Emilia, esta ha sido una velada encantadora a decir verdad, pero lamento informarle que el día de mañana que usted regrese a sentarse en un pupitre a aprender y yo me pare detrás de un escritorio a enseñar lo que hemos vivido esta noche deberá quedarse como un recuerdo- susurro él.
-No ¿Cómo puedo vivir a bas4e de recuerdos? Usted mismo ha mencionado que necesito crear cosas nuevas, un hogar y una vida.
-Es peligro, podría correrme de su trabajo, además usted es muy joven y.
-Yo estoy escogiendo esto.
-Hasta mañana señorita, espero no verla cerca de la facultad.
Y se fue.
Holaaaaaaaaaa.
Oigan ANUNCIO estoy escribiendo un fanfic sobre Pipe, lo pueden encontrar en mi perfil se llama "El arte de pintar tus ojos".
Espero que le den apoyo y amor.
Es la historia de una joven que desea ingresar a la universidad a estudiar artes y conoce a su nuevo vecino un amante del deporte complétamente desconocedor de las artes.
En un pequeño pueblito en Italia jajajaja.
Bueno si quieren pueden seguirme en mis redes sociales.
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Adioooooooos.
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ᴛᴇ ᴄᴏɴᴏᴄÍ ᴇɴ ʙᴜᴇɴᴏꜱ ᴀɪʀᴇꜱ.//ᴇꜱᴛᴇʙᴀɴ ᴋᴜᴋᴜʀɪᴄᴢᴋᴀ
FanfictionTe conocí en Buenos Aires, bajo la sombra de los viejos edificios, con el canto de los aves a nuestro alrededor, la brisa de la lluvia mojando nuestros cuerpos y el destino acompañándonos.