Te conocí en Buenos Aires, bajo la sombra de los viejos edificios, con el canto de los aves a nuestro alrededor, la brisa de la lluvia mojando nuestros cuerpos y el destino acompañándonos.
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El marinero no encontraba su lugar en aquel solitario barco, había madera, cuerdas, una enorme ancla y un par de pescados arrimados en la popa esperando terminar por echarse a perder debido al terrible calor que había.
La sal del mar no ayudaba mucho, y el viejo anciano rascaba bastante su larga y sucia barba de varios días mientras su perro lo miraba con duda.
El viejo capitán de una embarcación de apenas dos personas estaba cansado de esperar y bastante perdido, pero se cuestiono desde cuando estaba perdido y si situación no era más que el sentido literal de su estado emocional de toda la vida.
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Termine de escribir por hoy, cerré con algo de fuerza la laptop que estaba frente a mi y tome un trago de la tasa de mate que reposaba con cuidado sobre la mesa.
El proceso creativo para hacer lo que yo esperaba que fuera la meca de la narrativa teatral me estaba haciendo sentir como un estorbo humano y era una situación que me incomodaba.
Debí de seguir el consejo de mi madre sobre estudiar contaduría o derecho en lugar de enfrascarme en este terrible y obsoleto hoyo del que dudaba salir.
Había momentos agradables, como ver el progreso de mis alumnos o la sonrisa de mi Emilia, pero mi vida no se podía limitar a eso.
Acomode con algo de cansancio mi viejo saco marrón con las mangas algo raídas y con botones diferentes en las solapas, no era que mi sueldo no fuera capaz de cubrir mis necesidades, pero honestamente no me importaba.
Tomé las llaves de mi pequeño piso en el centro de Buenos Aires y salí del complejo de departamentos con dirección a la estación de metro más cercano, pues no tenia muchas ganas de manejar hoy.
Hoy calzaba con las zapatillas beige que me había regalado mi Emilia como forma de disculpa sin saber que una simple mirada le bastaba para corregir todos sus errores.
¿Qué tan atado estaba a esa mujercita? ¿Habrá sido su forma tan perezosa de hablar? O ¿Su cabello negro hasta los hombros que se balancea con el aire y a ella poco le importa? Incluso podría ser lo seria y compleja que podría ser.
