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1/4 (Maratón)

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1/4 (Maratón)

Camine por las calles de Buenos Aires en la madrugada, podía sentir el aire golpear con fuerza mi rostro y provocar que mi cabello creara una danza con este.

Mi maquillaje para este punto estaba corrido, podía sentir la mezcla horrorosa del delineador junto al rímel dibujar sombras en mis ojeras, de seguro mis mejillas estaban teñidas de un rojo borgoña que marca mi labial despintado.

Mi chaqueta negra estaba algo desordenada al igual que mi cabello que me imagino que emulaba la forma de un nido de pájaros.

Mis manos temblaban, no sabia si era del frio aterrador que calaba los huesos o era porque estaba siendo tomada por otra mano mucho más fuerte, algo callosa pero cálida.

Esteban caminaba conmigo por las calles de Buenos Aires, nuestro querido Buenos Aires.

Me gustaría decirle que encuentro poético el que me mire de esa forma, como si yo fuera una estrella más en la partitura del cielo y que por un momento desde hace meses no siento miedo, no ansiedad, pero al mismo tiempo eso me preocupaba.

Si algo había aprendido era el echo de estar alerta, realmente nunca sabias en qué momento podía suceder algo como un juego, un empuje, una travesura o un simple accidente.

Podía captar algunas miradas puesta sobre nosotros, en su mayoría eran burlonas, pero decidí que no me importaría, solo por esta noche.

¿Será acaso que la moche se convertirá en el hogar de nuestras travesuras? Los momentos importantes con el han sucedido por la noche, escondidos en la oscuridad que proporciona la naturaleza humana, acariciando debajo de la nube que no brinda las farolas de Buenos Aires, bailando en nuestra imaginación canciones que no suenan, viviendo una fantasía que perece al llegar el día pues siempre recibo sus propuestas estrictas a olvidar lo vivido.

De pronto sentí una pequeña gota en mi rostro y otra. Estaba lloviendo.

El empezó a correr, provocando que nos mojáramos al pisar los charcos y me permití carcajear como hace mucho tiempo no lo hacía, de nuestras pieles escurría el agua y buscábamos con la mirada alguna tiendilla en la cual pudiéramos refugiarnos pues ninguno llevaba algún paraguas.

Finalmente, bajo candelas de luz una pequeña tienda que se asomaba por la avenida, por lo que vi vendían algunos víveres, y decidimos acercarnos cubriéndonos de la lluvia.

Esteban reía y se tomaba del estómago, tenía los ojos cerrados y las mejillas rosas, su cabello se había vuelto un poco más oscuro y se le pegaba a la frente.

Note algunas marcas de mi labial en su nariz lo que me provoco un poco de gracia y al abrir los ojos sentí mi piel enchinarse.

-Emilia, me asustas y mucho- susurro el, solo yo podía escucharlo.

ᴛᴇ ᴄᴏɴᴏᴄÍ ᴇɴ ʙᴜᴇɴᴏꜱ ᴀɪʀᴇꜱ.//ᴇꜱᴛᴇʙᴀɴ ᴋᴜᴋᴜʀɪᴄᴢᴋᴀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora