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Pov

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Pov. Esteban.

Entre a la facultad cargado de libros viejos y un par de ensayos mal redactados y con poca claridad en mi bolso.

Cada día trabajar aquí se volvía pesado y em cuestionaba seriamente si acaso no estaba pagando alguna clase de penitencia, pues el presentarme a dar clases era una tortura mental que de a poco me llevaba a la muerte. No importaba lo mucho que odiaría mi trabajo, siempre regresaba a esta escuela, a estos salones y con los mismos alumnos a enseñar cosas obsoletas y carentes de valor humano para un montón de personas que con suerte podían pronunciar sus propios nombres.

-Buenos días jóvenes- salude entrando al cuarto lleno de bancas y estudiantes que terminando este viernes correrían a un bar de mala muerte a olvidar la pena de forma estúpida pero que podían hacerlo porque aun eran jóvenes.

Si soy honesto, les tengo algo de envidia, un egoísmo y odio creciente de la sensación de que ellos podrían arruinar sus vidas en cualquier momento pero realmente no importaba porque eran jóvenes y todo podría solucionarse; pero cuando uno ya es grande, el tiempo se convierte en un rival muy poderoso, y perderlo es arruinar la vida.

A veces me gusta pensar en un destino diferente, uno donde hubiera seguido mi sueño, donde jamás sentí miedo y si lo llegue a sentí mi fuerza fue más poderosa y lo derrote. ¿Mer sentiría igual de perdido? ¿Sería mínimamente feliz?

-Profesor, aquí esta su trabajo.

-Gracias.

Bianca aventó sin mucho cuidado el montón de hojas sobre mi escritorio, no me gustaba mucho su carácter agrio y poco dulce sin embargo, los últimos días había podido captar en ella una expresión de rebeldía repentina que quemaba sus interacciones con todo lo que estaba a su alrededor.

¿Habrá discutido con mi Emilia? Que bobería, debería de dejar de referirme de esa forma a la traicionera de Emilia Diaz.

Las ultimas semanas me había replantado todo lo que conocía de ella para comprender que tal vez mi viejo amigo de la adolescencia decía la verdad al respecto de ella y que siempre fue una oportunista con escasa salud mental que apuñalaba por la espalda, aunque mentira sería si dijera que no la extraño.

Extrañaba su olor, su esencia, su cabello corto, sus ojos tristes, su voz, su tacto, sus conversaciones, su obsesión por tomarle fotos a todo lo que viera y por los silencios medio incomodos que luego teníamos, extraño cada partícula de Emilia Diaz y eso me esta matando.

Emilia, Emilia, Emilia.

-Hoy hay examen- hable mientras repartía a los pupitres las hojas con reactivos y preguntas confusas, escuche los suspiros de cada uno de mis alumnos pero lo ignore, estaba molesto, cansado por lo que poco o nada me importaba lo que llegaran a pensar.

La clase paso, todos salieron el salón hasta quedarnos esa jovencita de cabello rubio quemado y un maquillaje mal echo en el rostro viéndome con un profundo rencor, supongo que Emilia le conto de nuestra discusión y ahora tomaría partido sobre eso.

ᴛᴇ ᴄᴏɴᴏᴄÍ ᴇɴ ʙᴜᴇɴᴏꜱ ᴀɪʀᴇꜱ.//ᴇꜱᴛᴇʙᴀɴ ᴋᴜᴋᴜʀɪᴄᴢᴋᴀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora