Hoy se sentía mucho calor en Buenos Aires, tanto que desperté asqueada porque mi cuerpo había sudado al punto que sentía mi piel pegajosa y húmeda.
Había un olor desagradable rodeando en el ambiente y decidí tomar un baño, aunque hoy no tuviera ningún plan para salir porque era un domingo como cualquiera y en una ciudad donde tu unía amiga esta trabajando de maestrita de matemáticas y tu interés romántico que n ose si lo es esta haciendo sus planeaciones para su materia la vida se vuelve un poco aburrida.
Monótona.
Me llego un mensaje, al notar que era de Lorena decidí ignorarlo para seguir como si nada con mi rutina, aunque las cosas se sentían mal.
Después de tomar un vaso de agua y mi tan aspirada ducha decidí quedarme a ver televisión mientras buscaba en mi celular algún trabajo decente y cerca.
Estaba pensando en dejar de recoger el dinero de mi padre para hacerme cargo de mis propios gastos sin depender de nadie, tenía unos cuantos pesos y billetes ahorrados, podría ayudarme a pagar la renta de mi piso por un tiempo.
Esteban.
¿Cómo te sientes Emi?
Emilia.
Bien, gracias.
Y apague el celular, me sentía muy cansada, sentía que me había esforzado demasiado y los músculos de mi cuerpo ardían.
De pronto fui corriendo al sanitario, me arrodillé en el suelo y solté toda la bilis que había en mi estómago, mi esófago quemado, la nariz me ardía y notaba mi cabeza punzar.
Tirada en las frías baldosas con las piernas temblando comencé a llorar recordar los últimos días en Chile donde me la pasaba exactamente igual, tirada en el suelo vomitando.
Después de lavar todo, me deje caer sobre la cama, estirada sobre las sabanas con el pequeño gato amasando mi espalda con sus esponjosas patitas.
Después de un rato Sali de la casa, con unas bolsas de manta que Bianca guardaba en los cajones de la cocina y camine a un mercado que estaba cerca en donde tome algo de fruta y pague.
Había mucha gente, en cierto me estresaba, pero lo sentía algo tolerable, tenia calor y mis pies dolían por el calzado de mala calidad que había optado por usar aquel día, pero poca importancia le di hasta que sentí un sutil jalón en mi brazo izquierdo.
Jade al sentir las ronchaduras de mi hombro rosar con la camiseta de mi vestuario que aun picaba al tacto.
Al voltear lo note a el, Enzo.
Me regalaba una pequeña sonrisa mientras rascaba con algo de nerviosismo y no pude sentir otra cosa más que repudio.
-Parece ser que estamos destinados a siempre encontrarnos mi querida Emilia.
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ᴛᴇ ᴄᴏɴᴏᴄÍ ᴇɴ ʙᴜᴇɴᴏꜱ ᴀɪʀᴇꜱ.//ᴇꜱᴛᴇʙᴀɴ ᴋᴜᴋᴜʀɪᴄᴢᴋᴀ
FanfictionTe conocí en Buenos Aires, bajo la sombra de los viejos edificios, con el canto de los aves a nuestro alrededor, la brisa de la lluvia mojando nuestros cuerpos y el destino acompañándonos.