Ariana Grindelwald, una bruja de la alta sociedad que intenta vivir con la presión de ser hija y nieta de dos magos extraordinarios. Ella tártara de demostrar que es digna de poseer dos grandes y poderosos apellidos.
A medida que crece y conoce a un...
A la mañana siguiente nos despertamos temprano para nuestra primera clase "pociones" Nos arreglamos rápidamente y luego llegamos al salón.
Todos estaban sentados en pareja, así que yo me senté junto a Pansy, y Astoria se sentó con Daphne.
En la clase solo se encontraban pocos aunque ya iban llegando más, obviamente ya estaba Tom junto con Draco.
El profesor Snape se apareció de un momento a otro y mientras daba algunas instrucciones su mirada se posó en "Harry Potter" quien estaba escribiendo, sin obviamente prestar atención, al parecer este no entiendo nada de lo que estaba diciendo por que siguió escribiendo, haciendo que el profesor perdiera la paciencia
Una niña de cabello abundante, le dio un pequeño codazo y por fin consiguió que dejara de escribir. Pero esto no le sirvió de mucho ya que logró molestar al profesor Snape.
—Señor Potter, nuestra nueva celebridad... Dígame, ¿qué se obtiene al mezclar polvo de raíces de asfódelo con una infusión de ajenjo?—Pregunto, y sabiendo perfectamente que no podría responderle.
El lo pensó y era obvio que no sabía la respuesta, sin embargo su amiga de cabello alborotado no era de mucha ayuda, por qué no paraba de levantar la mano insistentemente provocando que sea un poco molesta.
—No lo sé señor—Se limitó a decir y no pude evitar sentir pena por qué sabía lo que venia.
—Al parecer la fama no lo es todo—Dijo de manera despectiva.
Después de haberlo regañado y prácticamente humillarlo e ignorado a la niña que no paraba de subir su mano con insistencia. El preguntó a la clase.
—Alguien sabe ¿que se obtiene al mezclar polvo de raíces de asfódelo con una infusión de ajeno?—Se dirigió a la clase.
Yo lo sabía gracias a los múltiples libros que leí, cortesía de mi abuelo, así que levante mi mano y al verme, sus ojos se suavizaron, aunque no de manera muy visible.
—Si señorita Grindelwald—Me miro, y aunque el no lo admita se que me tiene cariño, porque siempre que me ve se podría decir que ¿Sonríe? Bueno no sé si es una sonrisa.
—Se obtiene el filtro de muerte en vida, señor—Dije con algo de timidez.
—Excelente señorita Grindelwald, 5 puntos para Slytherin— Felicito, mientras la clase Slytherin celebraba.
Sonreí, y de nuevo volví a sentir la sensación de que alguien me veia y no tuve que voltear para saber de quien se trataba.
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Luego fuimos al gran comedor donde empezamos a adelantar nuestras tareas y demás obligaciones, aunque era algo complicado ya que un chico de Gryffindor del cual no me moleste en saber su nombre, no paraba de intentar hacer algún tipo de hechizo que al parecer solo el entendía.
—Ojo de liebre, arpa y trombón no quiero agua quiero ron— Repetía una y otra vez.
El decía mientras movía su varita hacia un vaso con agua y al ver que no funcionaba, volvía a repetir el proceso, hartando a medio comedor por sus gritos.
Después de múltiples intentos fallidos, se escucho un estruendo y al volver a ver hacia la mesa de los leones vimos como el chico estaba todo despeinado y con la cara negra, gracia a la explosión que provocó.
No pude evitar reír de lo gracioso que se veia.
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Nos reímos por unos minutos hasta que las lechuzas empezaron a salir con el correo.
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Hera voló hacia mi y dejó caer un paquete de golosinas junto a una carta que era de mi abuelo.
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Todos leían sus cartas haci que yo también empecé a abrir la mia.
Quería Ariana:
Mi pequeña, Estoy muy orgulloso por que quedaste en Slytherin, jamás dude de tus habilidades y confío que vas a demostrar que eres una verdadera Slytherin, como lo eran nuestros antepasados. Espero disfrutes tu tiempo en Hogwarts y que demuestres de lo que eres capaz y sobre todo demuestres que eres digna de tus apellidos. Cuidate mi pequeña y por favor escríbeme. Con cariño tu abulo
