028| 𝐋𝐞𝐭𝐭𝐞𝐫 𝐨𝐟 𝐞𝐧𝐠𝐚𝐠𝐞𝐦𝐞𝐧𝐭

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Caminaba alegremente por el pasillo, saludando a quien conocía. Luego se haber estudiado toda la noche y casi no dormir nada, me encontraba bien.

Pansy se quedó un rato más a dormir, pues tenía más sueño, por otro lado yo elegí ir al gran comedor a desayunar y a recibir el correo.

Al llegar al gran comedor observé cómo nadie de mis amigos se encontraba, pero al fijarme mejor en la larga mesa de las serpientes, me encontré con la mirada segura y arrogante de mi queridísimo amigo, Marcus.

Me acerqué sonríen hacia el y me coloque a su lado cuando esté me lo pidió. Serví un poco de comida y luego proseguimos a hablar.

—¿Supiste que se aproximan exámenes?—Fue su pregunta casual a lo que mi autoestima subió un poco al ver que no noto mi desveló.

-Si, anoche decidí dedicarme a estudiar casi toda la noche, para estar segura...¿Como vas tú?—Respondi mientras llevaba comida a mi boca.

—Es algo complicado, pero me encuentró bien, es bastan-...—El sonido de pasos emocionados no le permitieron a Marcus terminar.

Era la profesora Mcgonagall, quien con pasos apresurados y con una sonrisa que te cegaba.

Me pregunto que la tiene tan feliz en estos días tan horribles.

Ella paso deprisa en los pasillos y los pasos se hicieron cada vez menos perceptibles.

Gire a ver a mi costado, encontrándome con la misma mirada confusa de Marcus.

Seguí con mi plática casual con Marcus, con el que me llevo muy bien, se podría decir que tenemos una relación de hermano mayor y hermana menor.

Cuando estábamos por tocar un tema distinto, sus amigos empezaron a llenar esos espacios vacíos en las mesas.

No era era muy cercana a ellos, casi no cruzábamos palabras más que saludos y conversaciones cortas.

Ellos saludaron con elegancia, lo cual era costumbre en los Slytherin, pues la mayoría de ellos pertenecía a Familias influyentes y prestigiosas, por lo que desde pequeños son educados elegantes y refinados.

—Buen día, Grindelwald—Saludo Aiden Ravenscroft, un chico sangre pura que era compañero de Marcus.

Pocas veces hablé con ellos, casi nunca pasaba de un saludo o una conversación sin importancia, pero ya lo había visto antes, cada celebración o evento que organizamos, tanto los Emirs u otra familia de sangre pura, el se encuentra ahí.

Correspondi el saludo de manera educada mientras seguí comiendo, cuando tome mi vaso con jugo de manzana, casi lo escupo al instante al escuchar su pregunta casual.

—¿Como te va con los compromisos?...supongo que estás llena de cartas sobre solicitudes de matrimonio ¿No es así?—dijo con normalidad, espera...¿Matrimonio? ¡¿MATRIMONIO?!

Me quedé congelada por unos segundos que parecían eternos. De que se supone que habla, lo observé por unos minutos atónita mientras esperaba que me dijera que estaba bromeando o que solo quería ver mi reacción.

Sus amigos detuvieron sus conversaciones y giraron a la nuestra.

—Disculpame Aidan...pero no tengo la menor idea de lo que estás hablandome—Le dije con confusion mientras intentaba descifrar alguna respuesta en su cara.

De inmediato su expresión cambió a una de vergüenza, el se atragantó con su comida mientras mi mirada seguía igual.

Confundida.

El amor prohibido de los Herederos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora