06| 𝐈'𝐦 𝐡𝐞𝐫𝐞 𝐟𝐨𝐫 𝐲𝐨𝐮

123 9 0
                                    

Ariana Grindelwald Narrador

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Ariana Grindelwald Narrador.

Subí a mi habitación, pensaba pasar lo que quedaba de tiempo ahí, antes de que mi primera clase empezará.

No quería hablar con nadie, mucho menos que hicieran preguntas.

Me quedé un momento en silencio, esperando que mis pensamientos fueran más comprensibles y preguntándome a mi misma si en verdad el tenía razón.

Un leve toque en mi puerta me saco de estos tan  pesados comentarios.

Abrí la puerta encontrándome con la mirada tímida de Regg.

—Regg...¿Sucede algo?—Le dije.

—Wow, no sabía que tenía que pedir permiso para visitar a mi mejor amiga—Hablo mientras lo dejaba pasar.

—No es eso, es solo que pensé que sucedía algo—Le respondí.

—Vi lo que pasó—Me dijo mientras se sentaba en un lado de mi cama

—Por favor no me digas que todos lo vieron—Una pizca de arrepentimiento y pena hablo por mí.

—De nuestra mesa solo Pansy y yo y unos que otros estudiantes irrelevantes—Lo escuché decir.

—No quiero hablar de eso Regg—confese

—Lo se peque, solo vine aquí para que sepas que no te dejaré sola—Hablo mientras me hacía una seña para que me sentara a su lado.

Me acerqué con cuidado mientras me sentaba y colocaba mi cabeza en su hombro.

—Gracias Reggie...—Dije en un susurro.

La calma volvió a reinar en el lugar, luego se ese momento de inquietud donde estaba presa de la culpa.

╔─━━━━━━♪★♪━━━━━━─╗

Había salido de mi segunda clase, estaba agotada. Pronto se acercaba la hora del almuerzo, por lo que de mala gana y obligada por Regg, fuimos a el gran comedor.

No sé si es por el cansancio o por la pelea que tuve con Harry, sinceramente no tenía apetito.

Pronto la mesa de Slytherin se empezó a llenar, incluyendo a mis amigos.

Visualice algo que podría comer, cuando Regg se adelantó y tomo un plato.

—Regg, no coloques tanto—Le pedí

—Tienes que comer adecuadamente—Se limitó a responder.

No pude protestar más, por lo que solo me limité a suspirar.

—¿Te sientes mal? ¿Estas enferma?—Me preguntó Tom, llevando una mano a mi frente.

Negué con la cabeza.

—Tu comes poco, pero siempre tienes apetito—Me dijo.

—Estoy bien, solo...estoy algo cansada—Le respondí.

Este me observó por unos minutos, para luego desviar su vista.

Luego de unos minutos terminamos de comer, y empezamos a retirarnos.

Tenía aproximadamente unas horas antes de mi clase, así que busque a Hera, que desde la mañana había desaparecido.

Me escabulli a la torre de Astronomía en busca de la emplumada.

Cuando una presencia más me acompaño.

Tom

—Tom...¿También buscas a tu lechuza?—Fue mi pregunta casual.

—No, pero quiero hablar contigo—Frunci el seño ante su contestación.

No dije nada más y ambos nos dirigimos a los barandales de la Torre de Astronomía.

—¿Que sucede?

—Dejaste esto allá—Hablo, mientras me entregaba mi varita.

Si, la olvidé de nuevo.

—Oh, Gracias, suelo ser algo distraída—Le conteste.

—¿Estas segura que estás bien? No parece que estes bien—Hablo.

—No te preocupes por mi, es solo que no estoy de mucho humor hoy

—¿Ariana Grindelwald sin nada de humor? eso es nuevo—Respondio sarcástico.

Admito que eso me hizo reír.

Sin aviso a lo próximo, Hera voló hacia mi, con una carta en pico.

Otra lechuza se acercaba a nuestra dirección.

—Esa es...

—Mi lechuza—Completo Tom.

—¿Le pusiste nombre como te lo encargue?—Parece que conté el mejor chiste de toda su vida, pues este empezó a reír.

—¿De que te ríes, Riddle?—Le dije, intentando mantener mi seriedad.

Esa risa...

Su risa cesó—No he tenido tiempo para eso—Contesto sin vergüenza.

—Como puedes decir eso—Le conteste mientras su lechuza volaba hacia mi

La tomé en brazos, con mucho cuidado de no lastimar sus alas. En contestación está me dio un pequeño cabezazo.

—Deja de victimizarte con ella—Le murmuró Tom a la pequeña lechuza de emplumajes negros.

—Si no tiene un nombre ¿Como la llamás?—Pregunte.

—Con señas o solo le digo “Lechuza”

—Vamos Tom, elige un nombre—Insistí mientras acariciaba la cabeza de la pequeña lechuza.

—No soy bueno en eso—Respondió

—Puedes hacerlo

—No están fácil—Contesto.

—Pero tampoco es tan difícil—Le conteste.

—Bien, elegiré un nombre para el, solo dame tiempo—

—Hecho—Le dije mientras estrechabamos nuestras manos.

El amor prohibido de los Herederos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora