Narrador Omnisciente
—¡Abuelo!—Gritaba la pequeña Ariana quien buscaba desesperadamente al mayor.
—¡Abuelo ¿dónde estás? Por favor respóndeme—Cada vez sus gritos se entre cortaban por el nudo que tenía en la garganta.
Corría por toda la mansión Emirs para buscar señales de el paradero de su abuelo.
Ella se adentro en la sala principal donde a lo lejos observo una mujer que estaba de espaldas, observando por la ventana. Esta mujer era de cabellera rubia, bastante alta y delgada, vestía un vestido rojo ensendido mientras tiraba fotos a la chimenea que no tardo en diferenciar.
Eran fotos de su madre, esto le provocó que el estómago se le revolviera y sintiera ganas de vomitar.
Jamás había visto a esa mujer pero su presencia le parecía familiar, a la pequeña niña esto le daba mala espina y más por qué no lograba encontrar a su abuelo.
Con el dolor de su corazón, eligió correr en busca de su abuelo y no enfrentar a la misteriosa mujer y poder hacer que deje las fotos de su madre.
Ella eligió pelear por los que aún siguen con ella.
Corrió con todas sus fuerzas, gritando cada vez más, sentía una extraña aflicción en el pecho, era como si se comprimiera y no le permitiera respirar.
Ella llegó a la oficina de su abuelo y con pánico por lo que fuera a encontrar empujó la puerta con sus manos temblorosas.
Un nudo en la garganta se le formó a la chica, sintió como sus piernas le fallabán y toda fuerza de su cuerpo se esfumaba, quería gritar, llorar, pero no pudo.
Calló de rodillas al lado del cuerpo sin vida de su abuelo, con las pocas fuerzas y cordura que le quedaban se arrastró para aunque sea tocar su cuerpo.
Ella logro acercarse lo suficientemente para ponerse de rodillas y colocar la cabeza del mayor en sus piernas.
El llanto no tardó en hacerse presente, ella lloriqueaba, suplicaba y maldiciendo intentando con todas sus fuerzas de hacer algo para que reaccionara.
Talvez en el fondo sabía que nada de eso iba a funcionar, talvez en el fondo sabía que todos sus esfuerzos eran en vano y que jamás volvería hablar, abrazar o mucho menos volver a ver ese brillo de vida en sus ojos.
Ese brillo de vida que se había esfumado.
Sentía su cuerpo cada vez más indefenso, su respiración ya no llegaba a sus pulmones, su pecho dolía y bajaba de forma violenta, sus manos temblaban mientras acariciaba el cabello de el señor Emirs.
Ella estaba al borde de desmayarse, de un momento a otro sintió un mareo, junto con escalofríos para que después empezará a ver boroso y el dolor empezará a reaccionar más en su cuerpo.
Ella cayó al suelo junto con el cuerpo sin vida de su abuelo.
Ariana Grindelwald (Narrador)
Sentí un brusco tirón en mi cuerpo, provocando que me levantara muy bruscamente y agitada, era como si algo me hubiese impactado y con ello trajo un escalofrío.
Me dolía el pecho, mientras que gruesas lágrimas caían por mis mejillas mojando mi camisón, mientras que mi cuerpo temblaba y mi respiración se cortaba.
Sentía la desesperada necesidad de poder respirar, sin embargo era como si el aire no llegará a mis pulmones, mis manos temblaban incapaz de poder hacer algo, mi pecho dolía mientras sentía el nudo en mi garganta y mi pecho comprimirse.
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El amor prohibido de los Herederos.
FantasyAriana Grindelwald, una bruja de la alta sociedad que intenta vivir con la presión de ser hija y nieta de dos magos extraordinarios. Ella tártara de demostrar que es digna de poseer dos grandes y poderosos apellidos. A medida que crece y conoce a un...