013| 𝐁𝐞𝐭𝐰𝐞𝐞𝐧 𝐏𝐫𝐢𝐝𝐞 𝐚𝐧𝐝 𝐏𝐚𝐢𝐧

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Ariana Grindelwald Narrador

—¡Ya no se qué hacer Pansy!_Grite irritada y confundida.

—Dile como te sientes, dile como te hace sentir, por Merlín Ariana, ambos son tal para cual, son un par de orgullosos—Exclamo Pansy, quien al igual que yo se mantenía en constante movimiento por la habitación.

—Como se supone que lo haga, cada vez que trato de hablarle el me ignora, el me aleja, no me permite estar cerca, es como si de la noche a la mañana el empezará a evitarme y detestarme tanto...Me hace sentir tan mal, y ahora más que se que me gusta—Dije pasando de manera desesperada mis manos por mi cara.

—Ese Riddle...—Murmuro enojada.

—No quiero perderlo, pero...el hecho que nisiquiera me explique el por qué, me molesta...Tal vez lo mejor es que...

Me callé de inmediato, pensando mejor en lo que iba a decir.

Sentí el dolor en mi pecho, y la pesadez de mis pensamientos.

—¿Tal vez que?—Pregunto Pansy, intrigada.

—Tal vez lo mejor sea que me olvidé de el y me alejé para que por fin este en paz...puede que hasta sea feliz con Lestrange, ¿No? Ojalá y no me inviten a su boda, ojalá y nisiquiera me hablen cuando sean pareja....

—¿Que estas diciendo, Grindelwald? Estas sobrepensado las cosas, a el nisiquiera le agrada...

—Eso no es cierto...hace unas horas vi como ella lo tomaba de el brazo mientras ambos se miraban y se mantenían cerca...el parecía estar bastante cómodo y feliz...—Exclame con recelo, haciendo doler aún más mi corazón.

—Ay por Salazar...ven aquí—Dijo para después a traerme en un abrazo, que pronto se convirtió en mi único consuelo.

—Yo...yo lo quiero Pansy, el me importa—Revele mientras cerraba con fuerza mis ojos y sentía algunas lágrimas deslizarse por mis mejillas.

Por Merlín, que hice para merecer esto....

Narrador omnisciente

Después de unos eternos minutos, Tom, había averiguado el paradero de la chica.

Esta se encontraba cerca de la sala común, a lo que él se aproximo de manera apresurada a el paradero de la mencionada.

No sabía con lo que se podía encontrar, y probablemente tampoco estaba listo para averiguarlo, pero de lo que estaba seguro era que no quería perderla.

Cuando finalmente sus pasos se detuvieron, dando señal que había llegado a su destino, levantó la vista para poder buscarla entre los estudiantes.

No tardó mucho en encontrarla, su últimamente claro cabello la había delatado al igual que su ojos brillantes.

El se abrió paso de manera rápido entre los estudiantes, mientras no despegaba su vista de la ojiazul, quien parecía algo desanimada.

—Ariana...¿Podemos hablar?—Fue lo que primero que dijo, volviendo a su compostura "serena" que no parecía tan serena pues el corazón parecía que iba a abandonar su pecho he iba a salir huyendo de ahí.

Ella no se molestó nisiquiera en mirarlo, es más, parecía que nisiquiera estaba en presencia de alguien más.

Ella se mantenía con los ojos puestos en un libro, mientras ignoraba totalmente la presencia de el pelinegro quien a este punto estaba desanimado y confundido.

—Ar... necesito que hablemos, es importante yo... necesito decirte algo—Dijo con vos algo firme pero en realidad estaba muriendo por dentro.

Ella levanto la vista de aquél objeto que la había mantenido demasiado entretenida. Los ojos de aquella chica examinaban a el chico, quien luchaba por lograr mantenerse firme y descifrar la expresión y el rostro de la castaña.

Ella aún manteniendo su porte elegante y frio, se limitó a volver a quitar su vista desinteresadamente para luego caminar de manera relajada a otra dirección.

Los ojos de Tom se abrieron levemente por lo que acababa de pasar, sin apenas creer lo que había pasado y luego de unos segundos reaccionó siguiendo con la mirada a la chica, quien después de unos segundos, desaparecido por el pasillo

Su corazón antes ansioso por encontrarla, ahora estaba completamente dolido

Y entonces es ahí en donde el comprendió como se sentía....

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[Dos días después]

Los días habían pasado, en completo resentimiento y resignación por algunos y confusión y desánimo por otros.

Tom aún recordaba y pensaba diariamente sobre el frío comportamiento de la chica ese día.

Solía sentir una rara sensación en el pecho, a la vez que se sentía desanimado, ya que planeaba confesarle sus inusuales sentimientos hacia ella.

Hace poco el había comprado unos hermosos anillos, que eran a juego y que mantenían unos finos y delicados trazos de un sol y una luna. El planeaba obsequiarle el anillo del sol a la chica, pues el pensaba que era tan brillante como el sol y tan resplandeciente como su brillo.

Al igual que, planeaba mantener en su mano el otro anillo de la luna, que a veces lo recordaba así mismo.

Se había retractado de llevar a cabo su plan, sin embargo aún quería hacerlo, aunque con el comportamiento de la Slytherin era algo complicado.

El sabía que probablemente merecía eso y más, por haberla hecho sufrir, pero a un así para el era una tortura constante enfrentarse a la helada y distante presencia de la pequeña Grindelwald a quien le dolía el corazón cada vez más.

El amor prohibido de los Herederos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora