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Nos encontrábamos en la última hora de la mañana del jueves, teníamos clase de pociones, en la que compartíamos desgraciadamente con los Gryffindor.
Estaba al lado de Tom, quien no me habia dirigido aún la palabra, lo cual me hizo preguntarme diariamente si había hecho algo que lo molestará, sin embrago, nunca recordé nada, por lo que no sabía que le ocurría.
Draco había faltado unos días, por la excusa de su brazo, porque se perfectamente que estaba bien. El mencionado se había incorporado algo tarde a la clase, pero sabía perfectamente que nuestro profesor no le diría nada.
Draco tenía el brazo derecho en cabestrillo y cubierto de vendajes, de vez en cuando gemía del dolor y otra simplemente ponía cara de cachorrito cuando Astoria estaba a su lado.
Luego de saludarlo de lejos, levanté levemente mi vista para encontrarme con caras furiosas de algunos de los Griffyndor, quien veía al platicado como si quisieran lastimarle el otro brazo.
Aquel día elaborabamos una nueva pócima, que era una solución para encoger.
Draco su caldero al lado de Harry y Weasley, para preparar los ingredientes en la misma mesa, lo que me hizo fruncir el entrecejo.
—Profesor —dijo Malfoy-necesitaré ayuda para cortar las raíces de
margarita, porque con el brazo así no puedo-Exclamo, tratando de no sonreír burlonamente.—Weasley, córtaselas tú —ordenó Snape sin levantar la vista, lo que hizo que la comadreja se pusiera completamente roja de rabia.
—No le pasa nada a tu brazo —le dijo a Draco entre dientes.
Esto hizo que rodará los ojos divertida antes la situación y clara humillación ante Weasley, que se lo tenía merecido.
—Ya oíste al profesor Snape, Weasley, cortale las raíces a Draco—Se burló Matheo desde su lugar.
Weasley tomo el cuchillo y se acercó hacia las raíces de Malfoy, para poder cortarlas.
Este no se molestó en disimular lo mal que lo estaba haciendo a propósito, pues las estaba dejando de distintos tamaños cada una de ellas.
—Profesor —dije con voz suave.
—Weasley estáestropeando las raíces de Draco, señor—Intente sonar lo más inocente que pude, mientras mi querido padrino me veía.
—Si no te conociera, realmente creería que eres inocente—Me murmuró Regg, lo que me hizo solar una risita.
Mi padrino se acercó cuidadosamente hacia la mesa de los mencionados para verificar, y efectivamente, el levantó la vista nuevamente está vez con la cara completamente molesta.
—Dele a Malfoy sus raíces y quédese usted con las de él, Weasley.
—Pero señor...—Se quejo Weasley, quien estaba completamente indignado, oye había pasado el último cuarto de hora cortando raíces en trozos exactamente iguales.
—Ahora mismo —ordenó Snape, con su voz más peligrosa.
Por instinto gire a mirar a la comadreja quien ya tenía su vista posada en mi, mientras podía sentir su furia.
Weasley cedió a Malfoy sus propias raíces y volvió a empuñar el cuchillo.
—Profesor, necesitaré que me pelen este higo seco —dijo Malfoy, conVoz impregnada de risa maliciosa.
—Potter, pela el higo seco de Malfoy —dijo Snape, echándole a Harry la mirada de odio que reservaba sólo para él.
Harry cogió el higo seco de Malfoy mientras Weasley trataba de arreglar las
raíces que ahora tenía que utilizar él.
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El amor prohibido de los Herederos.
FantasyAriana Grindelwald, una bruja de la alta sociedad que intenta vivir con la presión de ser hija y nieta de dos magos extraordinarios. Ella tártara de demostrar que es digna de poseer dos grandes y poderosos apellidos. A medida que crece y conoce a un...