Después de una noche entera de tormenta, las nubes finalmente habían decidido irse para darle paso a un débil pero agradable sol matutino. La calidez de uno de sus rayos en su cara le hizo fruncir el seño ligeramente, gracias a esa incómoda sensación fue que finalmente se dignó a abrir sus ojos.
No tenía sus gafas puestas por lo tanto todo a su alrededor era borroso, sin embargo, no necesitaba ver claro para saber que ya no estaba en el mismo callejón que en el que se desmayó. Estaba en una habitación, una bastante oscura pero desgraciadamente con una ventana que daba justo a la cama en la que estaba recostada.
Confundida, empezó a buscar sus lentes entre las sábanas y cobijas que tenía a su alrededor, esperando que quién sea que la haya llevado a ese lugar no se las hubiera robado. Para su buena suerte las encontró casi a su lado, una vez que las tuvo puestas empezó a observar aquella extraña habitación, que a juzgar por su abundante color negro en paredes, techo y cortinas le recordaba más a una cámara funeraria.
Fuera como fuera, no iba a quedarse en esa tumba a averiguar a quién pertenecía. Haciendo un esfuerzo casi inhumano logró sentarse sobre el colchón, no tenía zapatos, no sabía que había pasado con ellos pero eso no le importaba solo quería seguir corriendo. Sin embargo, apenas hizo el intento por apoyar sus pies en el suelo cuando cayó en la cama retorciendose del dolor en el costado de su abdomen.
En eso, la puerta de la habitación se abrió: Ahí estaba un hombre bastante alto, vestido con una túnica color negro y un cabello plateado tan largo que casi tocaba el suelo y le cubría los ojos. Grell había visto muchos hombres a lo largo de su existencia, pero este se le hacía muy... Extraño, demasiado enigmático para ella.
-- Oh, yo no haría eso si fuera tú -- Dijo él con un tono risueño antes de acercarse a Grell e intentar abrir su camisa, claro, recibiendo un manotazo de parte de ella -- Esa sutura de ahí es bastante delicada, una obra de arte. Si la rompes no quedará tan perfecta como ahora~
-- ¿Sutura? -- Aferrandose a las sábanas de la cama, la parca carmín se tapó en un acto para defenderse que causó una pequeña risilla en el contrario -- ¿¡Quién demonios eres tú y a dónde me trajiste?!
-- Oye, oye, recuerda lo que te dije sobre esforzarte -- El hombre sonrió e hizo una pequeña reverencia -- Estás en mi casa, puedes llamarme Undertaker.
Grell hizo una mueca de confusión que provocó en el hombre una carcajada que casi podía hacer temblar la habitación. Fue entonces cuando ella comprendió que en realidad estaba bastante débil, pues esa risa fue suficiente para impedir que intentara levantarse otra vez.
-- Ven aquí -- El peliplata intentó pasar su mano por debajo de la espalda de la parca, ganando que esta le intentara rasguñar la cara cual gato salvaje -- Ya, ya, confía en mí.
-- ¡Ni siquiera te conozco! -- Gritó ella con debilidad mientras luchaba por ser "sentada", apoyando su espalda sobre una almohada en la cabecera.
-- Pero no es como si tengas muchas opciones, ¿Verdad? A menos que quieras volver a la calle a vagar como un gatito callejero~
-- ¡Eres un...
-- Ah, ah. Nada de esfuerzos, recuerda -- Dijo él poniendo una de sus largas uñas negras en los labios de Grell, cosa que le provocó escalofríos a la contraria -- Ahora quédate aquí, subiré en un rato más.
Y así sin más, aquel extraño hombre se fue de la habitación. Todo su cuerpo le pedía huir ante la extraña impresión que le producía, pero para su mala suerte no podía hacerlo, apenas y podía sentir las piernas y ya ni hablar de intentar ponerse en pie.
Estando así, sentada y a solas le dio tiempo para reflexionar sobre todo lo que había sucedido, las peleas, la persecución... Con la poca fuerza que tenía hizo a un lado la manta que cubría su parte inferior: A través de las pequeñas rasgaduras del uniforme que había robado podía ver varias curitas, moretones y una que otra venda cubriendo lo que ella suponía eran raspones más severos.
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Caminos encontrados ~Undergrelliam fanfic~
FanfictionLos caminos de Grell Sutcliff y William T Spears se cruzaron desde el principio de su existencia como parcas. Uno hubiera querido que se quedara así por la eternidad pero el orgullo de la parca carmesí en esta ocasión hará que su camino se cruce con...