Pasado

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Ya la fiesta se encontraba en su apogeo, su padre le había ordenado quedarse en el salón mientras él atendía a sus "clientes especiales" en privado. Él obedeció, solo era un chiquillo de 12 años, la política y el dinero no le importaban tanto como el status y la convivencia que podía tener con las damas.

En eso, una detonación se escuchó en todo el salón: Un hombre herido que había salido del sótano gritó de dolor antes de que una bala lo terminara de matar. Todo sucedió demasiado rápido, estaba confundido, las personas empezaron a correr y todo en el salón se volvió un perfecto caos, tanto así que nadie se dio cuenta que una bala perdida le había dado en la pierna, provocando su caída y con eso, que varias personas en su desesperación le pasaran por encima como si fuera nada.

Por unos minutos perdió el conocimiento, su herida seguía sangrando y el dolor de los pisotones que le rompieron no menos que dos costillas era tan fuerte que ni siquiera podía respirar. Un frío inmenso le invadió, junto con el terrible presentimiento de que su vida estaba llegando a su final.

Pero morir de esa manera tan indigna... No, no podía permitirse eso. Sacando fuerzas de flaqueza, tomó un gran y agonizante respiro mientras sus ojos hacían hasta lo imposible por abrirse.

-- ¿Sigue vivo?

Fue lo que dijo una voz aguda que aparentemente le pertenecía a una silueta carmesí que estaba parada junto a él, no podía ver su rostro debido al dolor que nublaba su vista, pero a juzgar por las prendas que aparentemente estaba usando, era una mujer.

-- ¡Oye Will! ¿Tenemos un niño en las listas?

Otra silueta con una voz más masculina hizo acto de presencia, era más oscuro, no tenía la misma presencia que la carmesí. ¿De qué se trataba todo esto?

--... No, no hay ninguno -- Dijo el hombre -- Parece que todavía no es su tiempo.

-- Suertudo -- Entonces pudo distinguirlo: Una sonrisa filosa y una larga cabellera carmesí que casi le caía en el rostro a juego con una voz burlona -- Nos veremos después~

Y se fue, no supo quién era ella, ni tampoco su apariencia completa, sin embargo, algo dentro de él se sintió fascinado por aquella presencia tan enigmática pero con un cierto aire peligroso, justo como el de la muerte.

Algún día habría de encontrarla, algún día...

****
-- ¿Se va de la fiesta tan rápido, Vizconde~?

-- Así es mi querido sepulturero, me acaba de surgir un negocio que debo atender urgentemente -- Dijo él con una sonrisa antes de dar un último sorbo a su copa de vino -- Pero no los interrumpo caballeros, por favor, continúen diviertiendose.

El hombre de rubios cabellos se fue de la reunión, claro, no sin antes despedirse del anfitrión y felicitarlo por tan entretenida velada. Las reuniones de los aristócratas se supone solo eran para tratar temas serios involucrados con la reina y la seguridad de Inglaterra, sin embargo, una vez que el perro guardián lograba que sus compañeros se pusieran de acuerdo tenían el resto de la reunión para platicar y divertirse un momento.

Él amaba quedarse ahí hasta tarde y eso todo el mundo lo sabía, sin embargo, cuando su lacayo de confianza le dijo que su encargo ya se había cumplido se sintió tan emocionado que prefirió dejar la fiesta. Una vez en casa, fue directamente a su "habitación privada" que fácilmente se podía confundir con un closet más de la mansión, solo que detrás de la puerta había un túnel que conectaba a otra entrada del sótano, una que él mandó a hacer después de lo sucedido en su adolescencia.

Sus ojos se llenaron de brillo ante la imagen que tenía enfrente: Una pelirroja atada de pies y de manos a una silla, con una mirada adormilada por las drogas que había inhalado pero que aún así desprendía desprecio y enojo.

Caminos encontrados ~Undergrelliam fanfic~ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora