Colapso

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"Quiero que me hagas un favor. No te ates a mí, quiero que me olvides. Prometeme que me dejarás..."

Esa promesa que jamás pudo cumplir resonaba en su cabeza mientras todo a su alrededor se empezaba a derrumbar. Los gritos de los sirvientes a lo lejos, podía escuchar sus voces pero ¿Dónde estaban las voces de los dueños de la mansión? ¿Dónde estaban la pareja y los niños? Ni él podía saberlo, por más que lo intentaba, el fuego, el humo y el calor sofocante nublaban su ya de por sí defectuosa visión.

No fue fácil entrar, el fuego había dejado obstruida casi por completo la entrada principal por la que los sirvientes estaban huyendo y por eso mismo la entrada del jardín, conectada a la cocina estaba bastante abarrotada. Él tuvo que entrar por una ventana de uno de los pisos superiores para mayor acceso y de ahí empezó su desesperada búsqueda del conde y su familia: Recorrió la biblioteca, lo que quedaba del recibidor de la mansión, la habitación de los gemelos que para su buena y mala suerte estaba vacía, justo a tiempo pues todo el interior estaba prácticamente derretido o vuelto cenizas.

Entonces corrió al estudio del conde y ahí fue donde lo encontró: Vincent Phantomhive y su esposa, los dos ya prácticamente calcinados y solo reconocibles por algunas piezas de joyería que la dama siempre llevaba consigo.

Él estaba muerto.

Vincent.

Su amigo.

Su promesa.

Y sus hijos no aparecían por ningún lado.

Por unos momento su cuerpo y su mente se desconectaron, provocando que sus rodillas tocaran el piso mientras parte de su ropa empezaba a quemarse pero eso a él no le importaba ahora.

No podía ni quería sentir nada.

****
-- Nada que reportar -- Dijo con un tono ligeramente alegre el chico de cabellos rubios mientras ponía otro sello en su libro de almas -- ¡Pero que calor! Será mejor que me mueva de aquí antes de que esto se caiga.

Y justo apenas había empezado a correr para posicionarse en el oeste del techo de la mansión cuando empezó a derrumbarse esa estructura, fue un incendio provocado, sin embargo, lo chistoso de todo eso era que pese a todas las almas que se debían cosechar no había presencia de demonios en la zona, ni ellos querían estar tan cerca de ese desastre ardiente.

Un pequeño sentimiento de nostalgia se apodera de él cuando piensa que a su "maestra" le hubiera gustado estar ahí, hubiera podido llevarse algunas joyas y tal vez unas cuantas prendas de la condesa. ¿Qué sería de ella ahora? ¿Seguiría en Londres o tal vez ya ni siquiera estaba en el continente? La segunda opción se le hacía la más posible, llevaban meses buscando por cielo y tierra y no habían encontrado nada todavía.

En eso, una silueta vista con el rabillo de su ojos llamó su atención: Algo o más bien alguien, había entrado a la mansión por la ya medio derrumbada entrada de la cocina. Era imposible que fuera un sirviente ya que todos ellos ya se encontraban en el jardín de enfrente y no olía a demonio, así que...

-- ¿Será posible? -- Apenas iba a encender su podadora cuando de repente esta casi es succionada por la madera bajo sus pies que se volvía cada vez más frágil -- ¡Mejor no!

Y con ese grito la joven parca se quitó de ahí. Mientras tanto, Grell quién apenas se acababa de infiltrar a la instalación no hizo más que alejarse del origen de ese grito y empezar a correr por la mansión, evitando lo más que pudiera los escombros en el suelo y los huecos en el techo para evitar ser descubierta.

Después de mucho correr y estarse ahogando un poco con el humo finalmente pudo encontrarlo. Undertaker seguía de rodillas en el piso, abrazando lo que ahora parecía ser un pedazo chambuscado de tela mientras parte de su túnica estaban en llamas.

Caminos encontrados ~Undergrelliam fanfic~ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora