Capítulo 36: Tulipanes

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Las vacaciones de fin de año terminan junto con la nevazón que azotó la ciudad durante esa semana. Jungkook mantiene su mirada perdida en algún punto de la cafetería mientras bebe un sorbo del amargo café sin azúcar. El cigarrillo en su otra mano le impide tomar el móvil cuando este vibra, pero no le interesa. Era imposible que fuera Taehyung, así que no le importaba.

No le había visto en la primera clase. Tampoco en la segunda. Ni el resto de la semana.

No veía a Taehyung desde hace dos semanas.

No sabía nada de él hace catorce días.

No escuchaba su voz hace trescientos treinta y seis horas.

Jimin aparece en su campo de visión y sabe que él le había estado llamando, pero no había contestado porque sabía que no era Taehyung.

Taehyung.

Taehyung.

Taehyung.

Lo único en su mente.

Tomaba apuntes para dárselos a Taehyung cuando vuelva. Asistía a clases y tomaba atención para explicarle a Taehyung. Despertaba en las mañanas con la esperanza de ver a Taehyung. Estudiaba de forma diligente para que Taehyung, cuando decida volver, lo mire nuevamente.

También otra cosa llena su mente.

No sabía del estado de salud de Tae-moo. No había querido enviar a la gente que trabaja para su madre a espiar, porque no podía ser así con la familia del chico. Era irrespetuoso e invasivo. Le gustaría saber del hombre que le hablaba de su padre y que le pidió que cuidara a Taehyung de la misma boca de sus familiares. Pero... no sabía cómo hacerlo. ¿La madre de Taehyung habrá notado la distancia entre ellos? ¿Acaso le odiaría por romper el corazón de su hijo con algo que ni él sabe? ¿Le dejaría ver al hombre que le dejó vivir uno de sus mejores recuerdos?

—¿Cómo estás? —pregunta Jimin al instante que llega a tomar asiento en la silla del frente.

Le entrega el mismo encogimiento de hombros que las otras veces.

¿Para qué mentir si se siente como la mierda?

—¿Sabes algo de él?

Jungkook niega con la cabeza mientras lleva el cigarrillo a la boca.

Las mismas preguntas de todos los días con las mismas respuestas. A preguntas malas, respuestas peores, ese era su lema diario.

—Jungkook...

El pelinegro alza la mirada a su amigo al escuchar ese tono de voz preocupado nuevamente. No le gustaba que lo miraran con tristeza. No se merecía la pena de nadie, porque nadie se quedaba con él jamás.

Estaba solo.

—Deberías comer algo —susurra Jimin con los ojos brillosos.

Mentira, no estaba solo.

—Estás delgado —agrega de forma casi imperceptible.

Su dieta se basaba en cigarrillos y café.

Nada más.

—Jimin, ¿por qué Taehyung...

Su amigo sabe la pregunta que saldría de su boca, porque preguntaba lo mismo todos los días. Todos y cada uno de los días que habían pasado preguntaba lo mismo.

—No lo sé, Jungkook —murmura el chico con delicadeza.

Y siempre era la misma respuesta. Porque ninguno sabía, ni siquiera Jungkook. Y le gustaría saber su error. Le gustaría para sentirse mal con razón, porque no saber e imaginarlo todas las noches, repasando cada uno de los momentos con el chico en su mente, era agotador. Buscaba en cada detalle, cada mirada, cada suspiro, cada respiración, cada gemido y cada movimiento. Una y otra vez.

Amor en tiempo de elecciones | JJK & KTHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora