35

31 8 15
                                    

"Un crudo encuentro"
"Aléjate de mi"
"Puedes confiar en tu corazón"

Entre sus brazos San mantenía acurrucado contra su pecho a Yeosang, protegiéndolo del desgarrador descubrimiento que recientemente hace unos segundos acababa de enterarse, algo que no debía haber sucedido, pero simplemente sucedió, y ahora que las...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Entre sus brazos San mantenía acurrucado contra su pecho a Yeosang, protegiéndolo del desgarrador descubrimiento que recientemente hace unos segundos acababa de enterarse, algo que no debía haber sucedido, pero simplemente sucedió, y ahora que las cosas estaban tranquilas, todo se había desvanecido en un instante junto con su alegría.

Yeosang se aferraba con firmeza a la camiseta de San, arrugando un poco dicha prenda que en su momento se encontraba bien, pero ahora se encontraba un poco perjudida con lágrimas del menor una vez comenzó a derramar estás mismas sintiéndose vulnerable en ese instante.

En todo momento San mantenía a Yeosang entre sus brazos, brindándole comodidad, pero sobre todo protección, siempre estaría ahí para protegerlo de cualquier cosa que pudiera hacerle daño, o quisiera hacerle daño, como en ese momento, ese algo estaba amenazando con hacerle algo.

Hace algunas horas Yeosang había recibido una llamada de su madre, que anunciaba aquella noticia desgarradora. Su padrastro había salido de prisión después de lo que había hecho, y ahora, se encontraba en casa conviviendo tanto con su madre como con su abuela. Por ello San y Yeosang tuvieron que dirigirse hacia el hogar del menor donde estaban aquellos dos adultos compartiendo una agradable cena donde debían incluirse ambos.

— Entonces, tu eres San ¿Cierto? — Aquel hombre de complexión media alta, moreno, con unas cuantas pecas en su rostro, sin cabello menciono aquellas palabras al tener frente a ellos a ambos, mientras cortaba tranquilamente un trozo de carne en la mesa ya servida.

San y Yeosang horas antes habían llegado, después de haber recibido aquella llamada anunciando esa terrible noticia Yeosang no había podido dejar de llorar y sentirse mal por el simple hecho de tener que verlo nuevamente, ya habían pasado muchos años, demasiado años, pero aún así, seguía teniendo el mismo temor que antes, un trauma que no podía superarse del todo, siendo casi imposible hacerlo.

— Tiene razón, Señor, yo soy San, el novio de Yeosang. — En ese momento San sujeto una de las manos del menor por sobre la mesa, así ese hombre podía ver con claridad que estaba de su lado.

Al colocar su mano sobre la de Yeosang este se exaltó, debido a los nervios que solían hacerlo temblar ante una situación intimidante, pero el tacto cálido de San tranquilizó su corazón y lo hizo suspirar dulcemente al sentirse más tranquilo que antes, con toda esa seguridad transmitiendose a su cuerpo a través del agarre que Yeosang hizo más firme enlazando sus falanges con los impropios, llevando su cabeza hacia un costado para ver directamente a San a los ojos, dibujo una sonrisa de felicidad por tenerlo a su lado en ese momento antes de retomarla y enfrentar con la mirada a sus mayores.

— Mira, hijo. — Dejando los cubiertos sobre los costados del plato, aquel hombre se dirigió hasta San, después de observar el agarre que estaba frente a sus ojos tan indecente para su persona al darse cuenta que Yeosang ya tenía a alguien con él a su lado. — No quiero problemas, pero Yeosang es muy pequeño para tener un novio, todavía no se gradúa, ni tiene un buen empleo, como para complicarse la vida con temas románticos o sexuales, así que por favor, le pido que terminen su relación y se alejen. — Parecía ser que ese hombre no se iba con rodeos, todo salió tan claro como el agua, demasiado claro pero San entendió en el primer momento que el relato comenzó.

Tanto Yeosang, como su madre observaron atónitos a ese hombre, podían ver la furia en sus ojos desplegarse hasta San, pero San ejercía las mismas acciones, observando tan fijamente al señor que Yeosang tuvo que apretar su mano para volverlo a la realidad donde estaban antes "cómodos" disfrutando de esa cena, o al menos eso hacían creer.

— Amor, no puedes pedirles que rompan así nada más, Yeosang lleva saliendo con él desde hace ya un mes — La madre de Yeosang trato de que su padrastro no los alejara, después de ver tan feliz a su hijo desde que conoció a San y desde que se enteró cuando estaban comenzando como novios. — Reconsiderarlo, amorcito.

— No puedo hacerlo, mi amor, Yeosang es apenas un niño, no puede salir con alguien, además, si dices que llevan un mes juntos, ¿No piensas que ya se robo su virginidad? — Cuestionó observando a San molesto, completamente molesto con pensar en ese hecho, aunque la realidad era otra, ese hombre se había encargado de ser el primero.

San al escuchar, observar, y sentir lástima por ese hombre comenzó a reír como un loco, su risa era tan fuerte que incluso incómodo al hombre, y Yeosang, quién en un momento estaba bien, ahora se estaba abrazando a él mismo debido a su pequeño temor porque ese hombre le quisiera hacer daño.

— Lo lamento, señor, no puedo hacerle más daño de lo que usted ya ha provocado. — San relato aquellas palabras tras detener la risa que tenía, llevando su mirada hacia ese hombre una vez más pero ahora más serio que nunca.

— ¿Disculpa? ¿Cómo has dicho? — Sintiéndose ofendido, ese hombre se levantó de su asiento golpeando la mesa con dos puños a cada costado del plato, ese golpe causo que todos los platos se movieran dando un pequeño brinco casi por caer al suelo.

Pero Yeosang seguía abrazándose a si mismo, relatando una pequeña canción en voz baja, pero ambos no podían escucharlo, fue la madre de Yeosang quién se acercó para ver porque su hijo estaba así.

— ¡Repitelo! ¡Repitelo! — El hombre moreno grito, enfurecido porque San no decía una sola palabra, al contrario, solamente se estaba burlando.

— Dije. — Con un leve inclinar hacia adelante se acercó hasta ese hombre, pero después se alejo retomando el lugar de antes. — No tengo porque causarle más daño de lo que usted ha hecho, Señor.— San se cruzó de brazos observando a ese hombre con claridad.

— Nunca le causaría daños a Yeosang, al contrario, ¡Seguramente tú si le haz hecho daño! ¡Hijo de puta— Ese hombre rodeo la mesa para acercarse a San, y lo consiguió, sujetando del cuello al chico, pero San no tenía miedo de ese hombre.

Y de nadie en realidad..

Solamente tenía miedo de perder a Yeosang..

— El hijo de puta aquí es usted, ¡VIOLO A MI NOVIO CUANDO ERA UN ADOLESCENTE! — Esas fueron las palabras que San recalcó gritando, dándole un golpe casi al momento a ese hombre en su rostro para desplomarlo contra una pared cercana debido a la fuerza que había utilizado dejando descargar toda su furia y estrés contra ese rostro tan feo.

Pero eso no se detuvo allí, entre ambos surgió una pelea, ese hombre golpeó fuertemente las costillas de San haciéndolo caer directamente al suelo, pero San soporto ese dolor y le propicio un golpe contra el estómago que retiro todo el aire del cuerpo ajeno para desplomarlo en el suelo, siendo esa su oportunidad de comenzar a golpearlo fuertemente a puñetazos sobre su rostro hasta dejarlo inconsciente, pero San tenía una pequeña herida en sus costillas, y ahora podía sentir solamente ese dolor punzante atacarlo.

Aquel hombre había quedado tirado en el suelo, malherido, pero San fue llevado hasta un hospital para recuperación, y tratarán sus heridas más severas.

Cuando San fue golpeado, Yeosang se había percatado de todo, cuando ese secreto se había revelado su madre lo abrazó con fuerza, teniendo la confianza de permitir que Yeosang llorara entre sus brazos. Pero a consecuencia de esa pequeña escena desagradable, ambos tuvieron que permanecer en el hospital hasta la mañana siguiente acompañando a San en todo momento, por haberse desmayado cuando curaban sus heridas.

Diamond "SanSang" [Parte I, II Y III]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora