Cap. 19 "Mensajes misteriosos."

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(abril 17, 2020, Suburbios de Londres, Inglaterra.)

(Albert Johns/ estudiante de derecho)


Como todas las mañanas voy a mi casillero y al abrirlo veo que algo se cae, al recogerlo veo que es otro sobrecito, otra nota de la loca invitándome a tomar un café, llevo ya varios días así y si no es en mi casillero, es sobre mis libros que no sé cuándo lo hace.


Simplemente el lunes pasado por estar de distraída volvió a chocar conmigo, aunque creo que fue a propósito, después de una disculpa, simplemente se fue  y cuando llegue a mi lugar siempre es la misma, vi que en mi libreta había una hojita de esas con pegatina que decía

- "¿Podemos conversar en el jardín?" – y por firma llevaba solo unos labios pintados, vaya con la americana, porque si, averigüé que es americana.


Cansado de estas tonterías en cuanto termino la clase voy al jardín y si otra vez están los activistas ahora protestando por el cambio climático solicitando la participación de los alumnos de la universidad, para la reforestación de un bosque en Kent, pero al buscarla no la encontré, así que miro hacia otros lados del jardín y si, ahí está, otra vez con esa pinta de hippi, ahora leyendo sentada en una manta bajo un árbol, así que voy y le digo

-Mira, no sé cómo se hagan las cosas en América, pero en Inglaterra una chica decente no anda de ofrecida, dejando mensajes a desconocidos, así que deja de molestar, con esas notas y plántate frente a mí y dime qué diablos quieres. - y sin dejarla decir nada, simplemente me retire.


Aunque ver su rostro sorprendido cuando hablaba y le reclamaba pude ver como se le aguaban los ojos, como si quisiera llorar; yo no soy un hombre cruel, pero debía detener esto, así que no di marcha atrás y me dirigí a mi siguiente clase.


Dos horas después la veo en el pasillo, se ve molesta y al verme, camina hacia mí y cuando llega frente a mi simplemente dice

-Creí que los ingleses eran caballeros, solo te invité un café para conocerte y disculparme debidamente, no tenías que usar esas palabras tan crueles, idiota. - y así como llego se fue, dejándome parado en medio del pasillo con Little John a mi lado que hablaba con su padre y muchos otros observándome.

- ¿Qué hiciste Albert? – me pregunto una vez que corto la llamada con su progenitor, al parecer ni se enteró.

-Solo que ya reacciono a mi reclamo de que detenga sus molestas notas, es una vergüenza que sea tan libertina. - le digo

-Oye, eso es extremo, está bien que sea escandalosa y le guste ayudar en las protestas, pero no sabemos que sea libertina ¿Acaso la has visto en alguna discoteca? – me pregunta Little John.

-No, no la he visto en discotecas o bares, pero más que nada me refiero a su actitud, una dama debe esperar a que se le busque, que se le corteje y no estarse ofreciendo con notas e invitaciones. - le respondo. 

-Cielos ¿No me digas que ya se destapo y te invito a un hotel? – me pregunta mi amigo

-No seas idiota, no me refiero a eso y dije libertina no prostituta, mejor cállate y vayamos a la siguiente clase, nos toca con Alfonse. - le digo molesto

-Sí, nos toca derecho comercial que aburrido. - dijo mi enorme amigo y caminamos por el pasillo, nos topamos con Alfonse y este al verme molesto pregunta.

Amor para cuatroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora