La enfermera vino y me saco al fin el suero. ¡Libertad! Ahora puedo sacarme la ropa del trabajo, que jamás me saqué desde el domingo al medio día que volví a mi casa de lo de Tomas. Sigo dándole vueltas a ese día, lo de la noche del sábado y lo del domingo a la mañana-medio día. aun me siento mal, abrumado y vacío. Se que se retracto y si le gusto y todo eso. Bueno, no se declaro ni nada directamente, pero ya lo había echo borracho, y si asumió eso después sobrio hablando hoy, es como si sí, creo. Igual y hasta que no lo haga directamente no voy a arriesgarme a decirle que también me gusta. Quisiera bañarme, pero no acá, es tan incomodo. La mayoría son enfermeras, y los hombres enfermeros son algo no grosero ni forros, pero si secos. Usualmente las mujeres son mas comprensivas. Realmente quiero sacarme la ropa y bañarme. Me siento sucio, muy sucio. Aunque no tengo energías para eso. No tuve tampoco ganas de almorzar, abre picado un poco de pure y nada más, no es por quisquilloso, pero no tengo hambre. Menos si debo comer solo. Me termine haciendo un bollito ya que tenía mi brazo libre y me volví a dormir, lo único que quiero hacer es dormir.
Escuche que tocaban a la puerta, si es una enfermera o medico entraran sin mi permiso igual. al parecer es de noche ya, porque no entra nada de luz por la ventana, que igual dejo lo mas cerrada posible. El paso del tiempo me da igual.
-Mati. – escuche la voz de Tomas, al parecer entro igual, aunque no le respondí. – Perdón si dormías.
-Esta bien. – me incorpore, sentándome en la cama. Termino de entrar con la mochila encima, la dejo al costado del sillón y se sentó. Como en la mañana. – No sabia que ya era hora de visita.
-En realidad vine antes, me dejaron pasar media hora antes. Una de las enfermeras del turno es conocida mía.
-Dios, tu poder e influencias sociales me abruman.
-Lo siento. Pero te lo dije, tiene sus ventajas ser encantador con todo el mundo. ¿No tenes compañero de habitación?
-No, no es como en otras circunstancias donde se comparten, como en los partos, internaciones medias y esas cosas. Acá es peligroso que se mezclen pacientes porque no se sabe como van a reaccionar.
-Mmmm, bueno. Es entendible. Aun no te cambiaste ni nada. ¿Traje mal la ropa?
-No, no. Esta todo bien, pero no tengo mis cosas para bañarme, ósea jabón y shampoo.
-Ah, sobre eso. Me di cuenta al llegar a casa que no te traje cosas de higiene personal, así que las traje ahora. – agarro si mochila y saco un par de cosas: un shampoo y crema chiquita, un jabón y una toalla y un toallon. El shampoo y esas cosas se ven nuevas. –
- ¿Por qué compraste cosas si ya tengo? Y esas toallas no son mías. – dejo las cosas sobre la mesita de luz. –
-Era más fácil traerte nuevos. Las toallas son mías, tengo un par de juegos para cuando lavo las de uso normal o si alguien se queda, como paso con vos esa vez.
-Y dale recordándome cosas vergonzosas.
- ¿Leíste el libro?
-No, aun no, solo lo mire un poco. Sigo diciendo que no deberías haber comprado el libro. Me hace sentir culpable.
-Lo siento, pero quiero que estes cómodo y que no te aburras.
-Bueno, no hay mucho que digamos para hacer acá, si sos un paciente de riesgo ni de la pieza te dejan salir.
-Eso explica la reja en las puertas de algunas habitaciones. Que tétrico.
-Si, pero me dijeron que no había nadie así por ahora.
-Bien, me quedo mas tranquilo así. ¿Comiste?
-Un poco.
-Mati.
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Malos entendidos.
De TodoEsta en el mismo universo que "Sabor a limón " pero es menos fresa la historia. Matias, un ser huraño que no le gusta que le digan que hacer o decir. Esta en su último año de la universidad y debe presentar proyectos y su tesis, quiero hacer todo so...