Capitulo 25

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No se cuantos minutos estuvimos así, en la entrada de la casa, con Tomas abrazándome y todo tirado en el piso. Aun de pie, aun entre sus brazos y con su cara hundida entre mi cuello y hombro. A pesar de que todo esta apagado, a oscuras y frio, puedo sentir el calor de su cuerpo, de su abrazo, y aunque no vea su cara, sé que su expresión debe ser horrible, de angustia, miedo o algo similar, porque su cuerpo tiembla ligeramente y no es del frio.

-Tomas. – le di unas palmaditas en la espalda, había correspondido el abrazo en algún momento. - ¿Podrías soltarme?

-No. – ni se inmuto. –

-Quiero guardar las cosas, o al menos que no estén tiradas en el piso.

-Te prepare un espacio para tus cosas en la pieza.

- ¿Voy a dormir en tu pieza?

-Si, ¿Dónde más?

- ¿Con vos?

-Sí. – ¡creo que quiero volver al hospital. –

-B-bueno. Entonces déjame acomodar mis cosas. Estoy algo cansado, quisiera bañarme e irme a dormir.

-Deberías comer algo.

-Prepara algo para cenar entonces.

- ¿Tengo que soltarte?

-Y sí.

-Entonces no.

- ¡Tomas! ¡No sos un nene chiquito, soltame!

-No, a ver si te vas.

- ¿A dónde me voy a ir? Si ni de la casa solo voy a poder salir si no venís conmigo.

- ¿Necesitas algo más de tu casa?

-Sí, mi casa en si. O mi cama.

-No se puede.

-Entonces soltame y déjame instalarme.

-No.

- ¡Tomas! – suspire. – No me voy a ir. Es enserio, necesito que me sueltes.

-Bueno. – sus manos siguieron sobre mis brazos, sin cortar el contacto, mantuvo su mirada abajo, como avergonzado. –

- ¿Dónde está el Tomas descarado de siempre?

-Esta fuera de servicio momentáneamente.

-Dios, parece un drama oriental esto ya.

- ¿Te molesta mucho mi afecto?

-No es que me moleste, solo no estoy acostumbrado. Además, sos enorme, me siento un tanto indefenso.

-Bueno, tratare de medirme el tiempo que estes en la casa. – me soltó, agarro las mochilas y se fue a la pieza, arriba. –

- ¿Medirte? ¿Medirte en qué sentido? – me está ignorando, termine siguiéndolo. – ¿Tomas, en qué sentido?

-Te despeje un lado del ropero, para que guardes cómodamente tu ropa.

- ¡No me ignores!

-Ya sabes en que sentido Mati. – suspiro con resignación, no parecía algo de lo que quisiera hablar. –

-Si tanto te cuesta y te incomoda de cierto modo que este acá, ¿porque le sugeriste al psicólogo que me quedara con vos?

- ¿Dónde más ibas a ir?

-Bueno. – no tengo una respuesta para eso, porque no había ningún otro lado al cual ir. –

-Toda persona con algún desorden mental o emocional grave tiene que tener un circulo de contención, vos ni amigos tenes, y tu única familia es mayor y no queres molestarlas. ¿Querías quedarte en el hospital mucho más tiempo?

Malos entendidos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora