Malos entendidos.

Capitulo 2

Alguien que me explique ¿Por qué carajos no deja de mirarme? ¿tengo algo en la cara o qué? Es muy molesto. Entiendo que quiera fastidiarme por ninguna razón válida. Pero me esta poniendo un poco incomodo. Nadie se me queda viendo si saben que me di cuenta. Se ponen ellos incomodos. Pero el incomodo ahora soy yo y no me está gustando.

- ¿Tengo algo en la cara o te debo algo? No me dejas de mirar sin disimulo desde que el profe nos dio las llaves y vinimos al laboratorio. – le estaba dando la espalda mientras acomodaba los elementos de vidrio, con sumo cuidado sobre la larga mesa: los porta y cubre objetos, vasos de precipitados, tubos de ensayo y demás. Enumerar cada cosa aburriría a quien no entienda. –

-No se de que hablas. ¿Qué más necesitas que coloque en la mesa? – me ve la cara de tarado este. Se que me esta meta mirar, pero esta algo raro, no me esta ni molestando con palabras ni falta de espacio personal. Y se lo siente como serio. –

-No me mientas, no te sale conmigo. – me di vuelta y lo mire, me cruce de brazos con el ceño fruncido. – Necesito los microscopios y los mecheros. Esos están en la estantería bajo llave. Y las llaves la tenes vos y no me la quisiste dar.

-El profesor me dejo a cargo del laboratorio. Todo lo que pase acá va a ser mi responsabilidad. Básicamente soy tu niñero. – se dio la vuelta y me sonrió sínicamente. –

-Mira vos. Creí que eras mi mono asistente. – agarre las llaves que dejo en la mesa al lado de sus cosas y busque la que era de la estantería cerrada con llave. El problema es que no llego. Voy a tener que agarrar una silla. –

-Si soy tu mono ¿Por qué no me pedís que te alcance lo que no podes por lo enano que sos? – se puso atrás mío burlándose. –

-Bien, si tanto queres ayudar, saca las cosas y acomoda todo en la mesa. Yo voy a buscar las muestras de plantas al invernadero. – me di la vuelta y ahí noté la cercanía de Tomas. - ¿Qué-?

-Vos decís que no se nada de vos, que no te conozco. Pero cuando alguien se te trata de acercar, te comportas de manera despectiva y grosera. No dejas que el otro te muestre sus intenciones. No sos racional. Solo argumentas que no queres a nadie cerca y punto. Que nadie vale la pena para ser una persona cercana a vos. ¿tan narcisista e inalcanzable vas a ser? – me quede helado. No tenia ni una palabra para retrucarlo. Encima se nota que no quería que me fuera mientras me hablaba, porque apoyo su mano contra el mueble, acorralándome. Inclinándose hacia mí, viéndose más grande e intimidante. –

-No se de que estas hablando. – mire para otro lado. Me esta incomodando de nuevo, pero no enojándome, sino minimizándome. Me hace sentir indefenso y mas chiquito de lo que soy. –

-Y ahí vas. Evitando la confrontación del tema si no estas en la posición dominante. – acerco su cara a la mía. No estoy pensando con claridad. No se como salir de esta situación. – Hay una creencia oriental, más específicamente japonesa. Donde se cree que las personas tenemos tres caras.

-La conozco. Son: el rostro que le mostramos a todo mundo, al general que no rodea. El rosto que solo ven las personas cercanas y de confianza. Y la que solo vemos nosotros mismos, que es la mas fiel a lo que somos realmente. – obviamente le iba a demostrar que sabia de lo que hablaba. Lo que falta es que me trate de idiota. –

-Bien. Si los conoces y entendes, vas a notar que te estoy mostrando la segunda, solo a vos. No soy de carácter perfecto, educado y pensando siempre en no incomodar al otro. Te muestro lo negativo, lo grosero y tal vez malo para otros. Tómalo como quieras. Solo quiero ver si la que le mostras a todos es la real o es la fachada social.

-No ganas nada con eso.

-Ya te lo dije, gano no reprimirme con al menos una persona en el día. Deberías entenderme. Con vos no actuaria amable y complaciente todo el tiempo. Podrías ver lo malo y aun así elegirme. - se acercaba cada vez más –