Capitulo 32

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Martes. Me hice el desentendido de lo que paso ayer en lo de Tomas. A la mínima oportunidad se me tiro encima. Increíble, y yo creyendo y lamentándome pensando que había dejado todo atrás. Que bien sabe actuar. Ahora no tengo cara para verlo todos los días en el trabajo, que tortura. No me pagan lo suficiente.

-Bueno, vamos a hacerlo sorpresa. ¿Sí?

-Si, es la única manera que acepte. Si le decimos que queremos celebrarlo va a decir que no rotundamente.

-Perdón que me meta ¿Pero de que están hablando? – las chicas estaban confabulándose para algo. Es más que obvio, porque están cuchicheando lejos de Tomas. –

-Mati, ¿no sabias?

- ¿Qué?

-El lunes es el cumpleaños de Tomas, queríamos sorprenderlo cuando cerremos después de las doce el domingo. Es medio reacio con su cumpleaños, por eso vamos a hacerlo sorpresa.

-Ah.

- ¿No sabias verdad?

-No. Me dijo cuando era. Pero no estuve viendo el calendario. Para mí solo hay días de venir a trabajar, y los lunes, franco.

-Hablando de cumpleaños. ¿Cuándo es el tuyo Mati?

-Ammm. Falta para el mío.

-Si ¿Pero cuando es?

-Mas importante. Mati, quien te mordió en la nuca, también tenes un chupón. ¿Qué estuviste haciendo picaron? – mierda, mierda, mierdaaaaaa. –

-N-no, yo, bueno. – me tapaba la nuca con las manos, como si eso hiciera alguna diferencia. –

- ¿Por qué no se ponen a trabajar en vez de andar queriendo saber de la vida de los demás? Par de víboras chismosas.

-Jum, seguro él sabe y no quiere que sepamos.

-Acaparador.

-Vayan a cambiar de piel a otro lado, preferentemente fuera del trabajo. Ahora pónganse a hacer algo útil. Como atender a la gente que está entrando. – se quejaron un poco más, pero se fueron a ver a los clientes que entraban. Yo me quede ahí. –

-No tenes porque ser grosero con ellas.

-Las conozco desde hace mucho y bien, así que se cuándo están haciendo algo que no deben. Además, están en horas laborales. No corresponde.

-Alguien parece estar de mal humor. – esta con mala cara desde que abrimos. Ni hablar el tono seco que usa con todos. –

-Por supuesto que lo estoy. La persona que me gusta no deja de rechazarme. Pero cumplo con mi trabajo. Dejo de lado mis problemas y trabajo.

-Yo-

-No importa. – y se fue. ¿Qué mierda le pasa ahora? Dijo que podía controlarse bien en el trabajo. Eso no se vio como que se podía controlar bien. –

La semana está pasando rápido, demasiado para mi gusto. Estoy en una ambivalencia asquerosa. Para variar. El lunes es el cumpleaños de Tomas, no sé si decirle algo, darle algo. No hacerlo, solo ignorarlo y ya. Porque siendo la persona que le gusta, que se nota que ya está harto de las idas y vueltas porque se volvió más directo y hasta posesivo, aún tengo las mordidas ligeramente visibles. Si le doy algo, puede mal entenderlo. Si no le doy nada y lo ignoro, le rompería más el corazón. Y no quiero ninguna de las dos cosas, ni alimentar su esperanza, ni pisarle más el corazón. Podría reportarme enfermo el domingo, para no verlo y tener que saludarlo y el lunes no asomar la cabeza fuera de la casa. Es una opción más que de persona de mierda y cagona, pero otra cosa no se me ocurre.

Malos entendidos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora