Capitulo 27

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Siento que esto es una mala idea. Muy, pero muy mala idea. Tengo miedo de cortarle mal el pelo y que en verdad me rape con la máquina. O que me corte de más. Pero ya le dije que sí, y encima a cambio puedo sacarlo de la casa cada que quiera a que respire aire fresco. En verdad creo que se va a hongear. Se metió a bañar, dijo que el pelo se debe cortar en limpio y mojado. Asi también tendré que mojármelo para que lo corte al mío.

-Listo, ya me bañé. – y mis nervios aumentan. Sumado que me quede pensando que hace días dijo que no iba al peluquero porque se lo cortaba solo, pero ahora me pidió que lo ayudara. Me siento especial, y muy presionado. –

-Bueno ¿Dónde debería cotarte el pelo? Afuera sería lo ideal por el pelo que cae. Pero hace frio.

-Está bien, si tenes cuidado no va a volar pelo, por eso esta mojado, para que caiga al piso sin hacer mugre. ¿Vas a peluquerías a cortarte y no te diste cuenta de eso?

-Ammm. Solo voy y me corto, nada más.

-Para ser alguien que mantiene todo en orden el pelo está muy largo.

- ¿Todo en orden?

-Si, es más que obvio Tomas, odias el desorden, las cosas sucias o fuera de lugar. La estética ligeramente minimalista es de personas que quieren todo de una manera o no tienen tiempo de ordenar y limpiar mucho, así que simplifican el espacio. Todo en la casa es blanco y tonos grises, si está limpio se nota fácil y si esta sucio igual.

-Estoy mucho fuera de la casa, entre el gimnasio, la universidad y el bar.

-Entiendo, pero se tona el ligero toc en tu ambiente.

-No lo menciones, es molesto.

- ¿Te avergüenza?

-Me ha traído problemas antes, a nadie le gusta el orden obsesivo.

-Qué raro.

- ¿Que?

-No lo note tan obsesivo, es decir, si hay un orden y todo, pero no te veo como un maniático acomodando todo constantemente. Como si hubieras aflojado el toc.

-Ah, no lo había notado.

-Es decir, me tenes en tu casa, y soy un tanto desordenado. Muchas veces se podría decir dejado, pero dicen que es normal por la depresión y eso, no querer hacer cosas cotidianas o de cuidado propio.

-Pero tu casa no estaba tan desordenada cuando fui. Bueno, había platos en la bacha y ropa en el canasto para lavar y la ropa del tender sin levantar. Pero es normal de un día a otro. Aunque, acá lavas los platos después de comer y la cama siempre que te levantas la armas.

-Es tu casa, tus reglas y costumbres. No voy a venir de gratis y encima no respetar los hábitos del dueño.

-Que considerado.

-Mis abuelas me criaron bien.

-Lo veo.

-Vamos con el tema del pelo, que se va a secar. Necesito una toalla para cubrirme.

-Bueno. – que nervios. Se termino sentando en una silla, cerca del pasillo, entre el baño y donde está la mesa para desayunar y eso, para que pudiera barrer el pelo afuera fácilmente y no cayera cerca de las cosas para comer. Le coloque el toallon seco en los hombros, cubriéndolo lo más posible. Solo debo cortar el lado gris, que está bastante largo. Que me tenga esta confianza me encanta, espero no cagarla. Atrás me pidió que lo dejara bastante corto, pero no tanto y disparejo creo dijo. Adelante me daba cosa, mis manos cerca de su cara, sus ojos cerrados. Mierda, no es momento para pensar estupideces. Se iba viendo con la cámara de mi celular para ver qué tan corto estaba, y me lo pedía más corto aún. –

Malos entendidos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora