Malos entendidos.

Capitulo 1

Es un fastidio. La vida es un fastidio. Venir a la universidad es un fastidio. Trabajar por un misero sueldo que a duras penas alcanza para algo es un fastidio. Tener a Tomas de vecino es un fastidio. Y que encima ahora sea mi compañero de laboratorio es mil veces peor. Lo peor es que no encuentro manera de evitarlo. Salimos a la misma hora de la casa hacia la uni. La diferencia es que él va en bici y yo caminando. Pero me tengo que aguantar su amable y falsa sonrisa. ¿Se cree que soy estúpido? ¿Que no veo detrás de esa amabilidad con la que habla y trata al resto? Tan falso. No entiendo el porque es así y tampoco me importa. Solo quiero los recursos que se me ofrecieron para mi investigación. Lastima que de la mano viene trabajar con Tomas.

-Buenos días chihuahuita. - ya me cago la mañana. –

-Eran buenos hasta que apareciste. – estaba cerrando la puerta de mi casa. Es muy chiquita, pero me basta para mi solo. –

-Que ánimos. Aunque, que te enojes quiere decir que tenes energía. La vas a necesitar para la tarde. Tenemos que empezar con el proyecto. – sacaba su bicicleta de la casa y la cerraba. La de él es mas grande y con aspecto mas nueva o al menos mas cuidada. Y tiene dos pisos. Presumido. – ¿Vamos caminando juntos?

-No. – contundente. Que no me joda el día más. – Vos te vas en bici, yo caminando. Parecerías un tarado caminando con la bici en mano. Bueno. Mas de lo que te ves para mí.

-Pero si no queres caminar solo en esta mañana gris te puedo acompañar para animarte. Dejo la bici y listo. Vamos y volvemos juntos. Podría esperar a que salgas de tus clases y eso. – como que la manera en que lo dice y me mira no me da buena espina. Esta haciéndolo a propósito para fastidiar. –

-Estas haciéndolo a propósito ¿no? – mi cara de fastidio y enojo debe ser notorio. Porque dejo salir una pequeña risa en forma de burla. –

-Por supuesto que es a propósito. Es divertida la cara que pones cuando te molestas con mis comentarios. Y es refrescante no tener que fingir amabilidad con vos. Bueno enano gruñón. Nos vemos en el laboratorio. O no. Tal vez si te vaya a buscar a donde estes para ir al laboratorio. Así no te escapas ni nada para no estar conmigo. – se subió a su bici y se fue dejándome la palabra y las puteadas en la boca. –

¡Repito, es un enorme fastidio! No me va a dejar en paz durante todo el tiempo que tengamos el proyecto. Me lo tengo que aguantar. El proyecto viene bien para la tesis, así me recibo de una vez y mando a todo el mundo al carajo. Bueno, no. Primero necesito un trabajo a base de lo que estudie. Seguro en algún laboratorio o algo así. Lo que sea donde no vea al gigante amable. No soporto su sonrisa. Así no supiera que es falsa, es demasiado brillante. Que todo el mundo lo quiera. Ver a todas las chicas babeando por él. ¿Que no tienen ojos para verlo bien? Ósea, sí. Es alto, grandote mejor dicho. De cara no esta mal y es muy inteligente. Se que es de los que mejor promedio tienen en la carrera. Pero su persona es horrible. O por lo menos así lo veo yo. El maldito conmigo es como es. O eso dice. Que no finge conmigo porque lo descubrí. No me cierra mucho. ¿Porque después de 5 años me mostraría como es realmente? ¿Qué tengo de diferente para que se muestre tal cual es? Sigo pensando, algo no me cierra.

Iba escuchando música con mis auriculares. La mañana estaba fría, se aproxima el invierno. Eso me recuerdo el cumpleaños de una cierta personita arisca socialmente. Y no me refiero a mí. Y si, tengo amigos. Bueno. Un amigo. Uno solo. Desde hace muchos años. Fuimos juntos a la secundaria los primeros años, pero después tuve que mudarme a esta ciudad por temas personales. Espero no este enojado conmigo. Si le trato de dar un regalo seguro me lo tira por la cabeza. Y después dicen que el violento soy yo. Aunque entre ariscos nos entendemos. O eso espero. No quiero perder la única amistad que tuve y que no me lastimo. Además, es un buen chico. Aunque seguro sigue dolido por lo que paso. No lo culpo. Técnicamente lo deje solo.