Capitulo 31

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Volver a mi rutina, mi casa, mis cosas. O intentarlo. Porque por el resto de la semana no iré al trabajo, igual y no sé si debería volver. Estoy pensando en buscarme otro trabajo, no trabajar mas con Tomas seria lo mejor. Debo hablar para retomar mi proyecto y hacerlo completamente solo. Ya no debería ver a Tomas mas que las pocas veces que nos cruzamos en la puerta de nuestras respectivas casas y en la universidad como antes, antes de que todo empezara, antes de que todo cambiara. Quedaron cosas en su casa: ropa, cosas de higiene personal, plantas. ¿Con que cara voy después de esa discusión a su casa a decirle que quiero mis cosas de nuevo? Dios, parece una ruptura amorosa donde ambos vivían en la misma casa y uno se fue y se tiene que llevar sus cosas donde todo culmino en malos términos.

El psicólogo si me permitió volver a mi casa si quería. Me permitió volver a mi vida y todo. No le mentí a Tomas cuando le conté y me fui, pero bueno. No le conté todo lo que paso y hablamos, no necesita saberlo. Después de un largo rato llorando, me digne a ir a mi cama, a seguir llorando y tratar de dormir. Total, y no tengo nada que hacer urgentemente mañana.

Solo dormí y dormí. Al otro día me desperté y ya era medio día. Puse a cargar el celular porque, aunque no se usara, en más de un mes se le termino la batería igual. Mas de un mes. Tanto tiempo paso, tantas semanas en el hospital, semanas en la casa de Tomas. ¡Ya! Estoy podrido, no dejo de pensar en Tomas por todo. En que me abrazaba para dormir de noche y no tener frio, en el desayuno por más simple que fuera, a la cama. El almuerzo y la cena, donde a veces cocinábamos juntos, o simplemente él cocinaba y yo lavaba los platos. Ordenar un poco la casa juntos, hacer los mandados o simplemente salir a caminar. Pasar el tiempo juntos, tan juntos. Por Dios, casi cogemos. ¿Cómo terminamos de esa manera? ¿Cómo me deje llevar de esa manera? Aunque, como no hacerlo, el señor ni sutil ni perezoso. Por poco y no me come entero. Es increíble, jamás pensé que le podría gustar de esa manera. Dijo que le gustaba, pero de pasar de lo platónico o romántico a lo físico hay un mundo de distancia. Aunque debí suponerlo que iba enserio la noche que volvimos de trabajar y estaba medio tomado. Después de todo el drama me lo volvió a decir, sobrio, debió tener mucho valor para hacerlo después de tantas veces que le deje en claro que no lo veía así y era obvio que era mentira. No tengo el valor, no tengo los huevos para ir y decirle que también me gusta, que quiero que tengamos una relación amorosa normal. Que quiero vivir con él, tener esa linda rutina que tuvimos, pero agregarle ir y venir juntos del trabajo, de la uni. Dormir acurrucados, que él cocine y yo lave las cosas que se usaron. Ordenar la casa, las plantas. Ir y venir juntos de la universidad y del trabajo. Hacer las compras de la casa juntos también. Suenan como cosas tan normales, del día a día, pero me encantan, son las cosas cotidianas y los detalles, las cosas chiquitas que le dan el gusto a lo cotidiano. Me revuelco en mi miseria, me voy a volver loco.

No asome la nariz en varios días fuera de la casa. Tomas me mando un mensaje, al otro día que me fui y por fin puse a cargar y prendí mi teléfono. Fue el típico mensaje de si necesitaba algo él iba a estar. Es tan buena persona. No lo merezco, creo que nadie lo merecería. El jodido grandote es perfecto. Físicamente esta bueno, se cuida, se alimenta y duerme bien, se viste bien, aunque cualquier cosa le queda bien. Sabe cocinar lo que sea y le queda delicioso. La casa esta ordenada y limpia, tiene buena higiene y es educado. Es independiente y responsable con la plata. Y tiene pinta de ser un animal en la cama. ¡Dios! Necesito volver para atrás y jamás haberlo conocido tan a fondo como en este ultimo tiempo. Es como probar el fruto mas delicioso del mundo, solo darle un mordisco y después no poder volverlo a comer, y que todo lo demás te sepa insípido en comparación. Necesito distraerme con algo. Trato de hacer mi rutina siempre, ocuparme con la limpieza y las plantas, mantener la cabeza con algo, no pensar mucho. No pensar en Tomas. Pero es imposible, estoy tan intoxicado de su presencia que no puedo. Simplemente no puedo.

Malos entendidos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora