Malos entendidos.

Capitulo 21

Me duele todo. Siento el cuerpo tan pesado. Me duele la cabeza como si me hubieran dado un golpe muy fuerte en la nuca. Y está demasiado claro, mucho blanco, me arde la vista y no puedo abrir los ojos. También siento un dolor muy molesto en el brazo izquierdo. Como pude abrí los ojos, apena realmente, hasta que logré acostumbrarme y abrirlos bien. Estoy recostado, en una cama, dura. El techo y las paredes son blancas hasta donde llego a distinguir. Miré para mi brazo izquierdo, tratando de entender porque me dolía tanto y vi una cinta blanca y un tuvo muy finito trasparente saliendo de este, seguí el tubito y estaba conectado a un suero colgando de un perchero de metal fijo. Todo blanco, suero, una cama dura. Esto es un hospital ¿Qué hago en un hospital conectado a un suero? Sigo confundido y aletargado.

-Oh, despertaste al fin. – una chica con un uniforme de enfermera bordo oscuro se me acerco. – Ya era hora que la medicación hiciera efecto ¿Cómo te sentís? ¿Te duele algo? ¿Sabes dónde estás y quien sos? – me está llenando de preguntas. Apenas y estoy consciente. –

-Matías, me llamo Matías. ¿Por qué estoy hospitalizado? – trate de sentarme, pero me costaba mucho, sumado que no puedo doblar el brazo conectado al suero por la intravenosa. –

-Tranquilo, a ver te ayudo a sentarte subiendo la cama. – agarro la manivela en los pies de la cama y levanto un poco más la parte de la cabecera. – Con eso debería ser más fácil, pero déjame ayudarte. – se me acerco y me agarro del brazo izquierdo para que no lo doblara. – Si haces fuerza de más con este brazo o lo doblas te podes lastimar con la aguja.

-Gracias. ¿Por qué estoy acá?

-Te trajeron a eso de la una am. ¿No te acordas de nada?

-No. Solo que estaba en mi casa.

-Ya veo. Tuviste una sobre dosis de calmantes, tu novio te encontró inconsciente en tu cama y llamo a la ambulancia. Te hicieron un lavado de estómago y te conectaron el suero para eliminar los residuos que ya habías absorbido y contrarrestar con otros medicamentos los efectos. – mientras me explicaba iba revisando el gotero del suero y por donde iba. – Asi te despertabas. Apenas y respirabas cuando llegaste y tu novio era una bola de nervios. Pensaron que se desmayaría o algo. Se quedo toda la madrugada al lado tuyo. – saco un aparatito de su bolsillo y lo puso en uno de mis dedos, creo es para el oxígeno. –No podía, pero como que nadie le quiso hacer la contraria con el tamaño y la cara que tenía. Que envidia, es muy atractivo.

- ¿Novio? – de todo lo que me dijo no entendía esa parte. Yo no tengo novio. Y alguien grandote que me encontró en mi casa. –

-Si, menos mal. Escuche una parte de la conversación que tuvo con el médico. Como vivís solo y no respondías el celular, lo que menos imagino era que pasaría algo así. Que sabía de los medicamentos, pero no tus antecedentes de intentos. – cuando saco el aparatito de mi dedo que empezó a pitar señalo las marcas en mis muñecas. – Bueno, normalmente no hay señales obvias. Lo que sí, te vas a tener que quedar unos días seguramente. – agarro de la mesita de al lado de la cama el tensiómetro y me lo ajusto en el brazo derecho para medirme. – Esta algo baja aun, así que seguro vas a seguir mareado. Pero lo demás viene bien.

- ¿Dónde está él ahora? – me doy una idea de quien es, una parte de mi quiere que sí, y otra no. –

-Lo mandamos a que fuera por algo para tomar o comer, solo falta que se nos vaya por inanición. Ahora estas en una pieza privada, en el ala de psiquiatría.

- ¿Psiquiatría? – escuchar esa palabra me hizo caer en todo lo que paso e hice. Me tomé todas las pastillas de mi mesa de luz y no fui a trabajar. Seguro Tomas estuvo como loco llamándome y cuando no fui ni respondí termino yendo a mi casa y me encontró así. Quiero escapar, ya mismo me quiero ir. Por lo que dijo la enfermera él va a volver. –