•♬• 𝟔:𝐃𝐢́𝐚 𝐝𝐞 𝐞𝐬𝐩𝐞𝐫𝐚 •♬•

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Hoy era el tercer día del velo de Shin, en donde se sentía aún peor y con más necesidad de un alfa. No paraba de pasar sus manos por todo su cuerpo, gimiendo por cada roce constante que tenía o peor aún, cuando ni siquiera se había tocado. Quería tener sexo, quería que aquel alfa no reclamara y lo hiciera ver las estrellas en una sola noche, y que lo mordiera hasta estar completamente Unidos.

Paso sus dedos por su entrada, la cual lubricaba mojando toda su ropa. Gimio, para empezar a meter el primer dedo y empezar a moverlo. Eso era el paraíso para el, sintiendo como el placer recorría su cuerpo y los espasmos cada vez eran más intensos. Sin esperar más, se corrió, dejándolo ansioso, pero cansado. Por lo que se tiró en su cama, viendo aquellas inyecciones las cuales lo ayudarían a suprimir sus instintos.

—Todo por que... Ah... Hoy tengo un examen muy importante—Se dijo a si mismo, para tomar aquella inyección, y mirarla con disgusto.

Hoy iba a ser un largo día.

[🌙🌙🌙]

Con pasos rápidos, junto con compañia claro, llegó a la Academia. En donde el olor cautivo a cada uno de los presentes, haciendo que aullaran como locos. Este entró para cambiarse los zapatos, y se fue a su club, en donde estaban sus amigos esperándolo. El había llegado un poco tarde debido a la resistencia que había puesto en que no se le inyectará el supresor, pero lograron hacer que cediera.

—¿Por que llegaste tarde? —Pregunto Oka, tapándose la nariz por el olor de Shin.

—Problemas con las inyecciones, sabes que no me gustan—Dijo Shin, para entrar por completo al club, y retomar sus actividades.

[🌙🌙🌙]

Las horas pasaban y pasaban, y Shin estaba despreocupado, por que tuvo el examen a primera hora, pero no paraba de sentirse caliente y necesitado, oh no, esta vez los supresores no hicieron bien su trabajo.

Shin se sentía a morir, por lo que debía irse ya. Agarro sus cosas, y corrió con la esperanza de poder irse en la hora de limpieza, por lo que le aviso a una chica del Consejo, y esta lo dejó irse. Cuando terminaba de cambiarse los zapatos, tres alfas se pusieron al frente de el. Shin tembló, para retroceder y sentir miedo.

—Tu olor te delata, necesitas a alguien justo ahora, no es así omega~? —Dijo uno de los alfas, para asustar a Shin.

—Será mejor que se alejen de el, antes de que les de una paliza—A sus espaldas, resonó la voz de Umeji.

Shin corrió hasta donde estaba Umeji, abrazando a su alfa. Umeji solo sabia soltar sus feromonas de enojo, espantando a los otros alfas. Shin se empezó a sentir mal, por lo que Umeji al notarlo cambio sus feromonas, mientras que las de Shin se volvían más intensas y cada vez más su cuerpo pedía contacto con el alfa que tenía allí.

—Umeji... Me siento mal, llevame  a casa—Dijo Shin, para agarrarse más fuerte del fuerte alfa.

—Esta bien, estas muy caliente—Dijo Umeji, para sacar su teléfono, y mandarle un mensaje a uno de sus amigos diciéndole que le llevarán sus cosas después de clases—Vámonos—Dijo Umeji, guardando su teléfono y cargando a Shin, para llevárselo así.

Shin estaba avergonzado y sorprendido por la fuerza de Umeji, pero el era un omega, era de esperarse. Umeji iba caminando a pasos rápidos hasta la casa de Shin, y apenas llegó, llamó muchas veces al timbre, pero nadie salía.

—Mi mamá debe de estar trabajando... En mi bolso... Ah... Esta una llave... —Dijo Shin, mientras restregaba su cara en el pecho de Umeji.

El solo trato en seco, para bajar a Shin y abrir la casa, para después volver a tomar a Shin en sus brazos y llevarlo hacía dentro, cerrando la puerta. Umeji subió las escaleras por indicaciones de Shin, y después, lo llevó a su cuarto. Apenas entró, el olor a cerezas se metió en lo más profundo de el. El cuarto era un lugar tétrico, las paredes estaban pintadas de negro, y habían un montón de libros viejos. No había luz natural, ni mucho menos un foco, solo varias lámparas por todo el lugar, las cuales tampoco proporcionaban mucha luz.

Umeji, como pudo, llevo a Shin hasta su cama. Y lo dejó ahí, pero el problema, era que Shin no se quería despegar de Umeji. Quería tenerlo cerca, olerlo, e incluso, hacer más cosas de las que deberían hacer. El quería que Umeji lo tomara ahí y ahora, por que así lo pedían sus deseos.

—Shin, por favor, me tengo que ir... —Dijo Umeji, mientras intentaba quitarse a Shin de encima.

—N-no... —Dijo Shin, mientras enrollaba sus piernas en la cintura de Umeji—Quédate... Alfa... Ah...—Dijo Shin en voz baja, en el oído de Umeji.

Este sintió como un escalofrío recorría su espina dorsal, pero intentó tener autocontrol ahora, por que si hubiese sido por su lobo, ya estaría haciendo cosas indecentes con Shin. Shin agarraba la cara de Umeji, en busca algún contacto entre sus labios, pero Umeji se negaba, haciendo que Shin, por una oleada repentina de fuerza, lo tirara a la cama y se pusiera arriba de el.

—Alfa... Ah... Te necesito ahora... —Dijo Shin sobre los labios fruncidos de Umeji.

Umeji intentaba reprimir a su lobo, el cual lo molestaba diciendo que aceptara. Parecía que iba a volverse loco cuando sintió como Shin empezaba a moverse arriba de el, rozando su mojada entrada con la entrepierna de Umeji, pidiendo más contacto sin la tela del uniforme. Mientras intentaba hacer que Umeji lo besara, pasando su lengua por los labios fruncidos de este.

Umeji, dio una vuelta en la caña, dejando a Shin abajo. Para que estos chocarán miradas, y sus lobos empezarán a aullar por necesidad de ambos, de sus mates. Pero Umeji se negó, negando la idea de que Shin era para el, y se levantó, huyendo del pequeño omega, el cual estaba en su cama, gritando el nombre de su alfa.

Tan sólo un poco más, y Umeji hubiese perdido el control.

❁𝑂𝑙𝑜𝑟𝑒𝑠 𝐷𝑒 𝑇𝑒𝑛𝑡𝑎𝑐𝑖𝑜́𝑛 ❁Donde viven las historias. Descúbrelo ahora