・༓☾ 𝟗:𝐓𝐡𝐞 𝐌𝐨𝐨𝐧 ☽༓・

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Umeji estaba entre confundido y ciertamente emocionado. Estaba al frente de esa puerta, en donde se encontraba su omega el cual reclamaba su atención. Miro a la señora Keiko, la cual le hizo una señal de que podía pasar.

—Entra ahí, y haz más cosas como un alfa que necesita ayudar a su omega—Dijo Keiko, para levantar sus pulgares.

Umeji trago en seco, el no quería tener sexo con Shin, simplemente le iba a brindar su olor a diferencia de Keiko, la cual si tenía más intenciones de que Shin recibiera ese tipo de atención. Tomó la perilla, para entrar, y así mirar una habitación vacía, la puerta fue cerrada, dejando a los dos adolescentes adentro de la habitación. Umeji suspiro al sentir en olor de Shin, mientras su lobo movía su cola de felicidad y se ponía notar también en sus pantalones, lo cual intentaba ocultar.

Sintió como el olor se volvía más intenso, dejando saber que el omega se acercaba a el. Sintió unos brazos rodearlo por atrás, mientras la cabeza de Shin se posaba en su ancha espalda, restregando su rostro en ella en busca de contacto. Umeji se separó, para darle vuelta, viendo así a su omega. El estaba con sus mejillas pintadas de un color carmesí, mientras el deseo se veía en sus ojos. Te tapó su boca con las mangas largas de su suéter y se sonrojo aún más, dejándole una vista demasiado tierna y cogible a Umeji.

—A-alfa... ~—Diko Shin en un pequeño gemido, mientras abrazaba a Umeji y restregaba su cara en el pecho de este.

Umeji suspiro, para soltar sus feromonas de menta y pinos, enloqueciendo aún más a Shin. El cual, a empujones lo llevó hasta su cama y lo tiro ahí, para ponerse arriba de el, mientras se restregaba contra Umeji, soltando pequeños gemidos mientras se empezaba a mojar por su lubricante natural de omega.

Umeji gruño, haciendo que un escalofrío recorriera la espina dorsal de Shin, el cual gimio ante el gruñido, queriendo más que solo eso. Se acercó a los labios de Umeji, para probarlos otra vez, y Umeji no se negó a esto. Empezaron una danza entre sus lenguas mientras Shin intentaba meter sus manos en la camisa de Umeji, lo cual este lo permitía. Umeji dio una vuelta, quedando arriba de Shin mientras aún seguían el beso.

—Alfa~... Ah... —Dijo Shin entre gemidos, cuando ambos se separaron.

Umeji admiro el rostro de Shin, el cual estaba rojo. Paso sus dedos por la mejilla de Shin, haciéndolo gemir ante el contacto, y se mordió el labio. La boca de Shin entre abierta, liberando pequeños gemidos era demasiado para el, y aquellos labios Rosas era la tentación más grande que podía existir.

—A la mierda... —Susurro Umeji, para empezar a besar a Shin mientras metía sus manos en la camisa del omega.

Shin deliraba al sentir las manos de su alfa recorrer su cuerpo, se separó de Umeji, para quitarse su suéter, revelando su pequeño y esbelto cuerpo. Umeji suspiro, mirando toda la piel descubierta con un deseo inigualable, para tirarse arriba del Omega y empezar a dejar un beso en el pecho de este. Eso era la tentación maxima del Rubió, mirar ese pecho blanco el cual venía acompañado de esos pequeños botones rosados lo volvían loco, queriendo satisfacer a su omega el cual temblaba por lo pequeño besos de Umeji.

El fue bajando, hasta llegar al ombligo, en donde bajo los pantalones de pijama del menor, para apelar sus muslos al descubierto. Bajando más solo para dejar besos en ellos, y morderlos como si de un caramelo se tratase.

Subió nuevamente, besando a su omega con ferocidad, queriendo reclamar lo que le pertenecía. Los chasquidos de sus besos eran lo único que podían escuchar, mientras Umeji jugaba con la elástica de la ropa interior de Shin, para después bajarla de un solo tirón, revelando el cuerpo completo del omega. Eso era el paraíso, esas caderas anchas acompañadas de sus piernas esbeltas y su gran trasero hacia enloquecer a Umeji con tal candente combinación.

Se separó, para quitarse su camisa, dejando al aire su torso totalmente formado, haciendo chillar al omega de la emoción. Umeji empezó a oler el cuello de Shin, dejando chupones y pequeñas mordiditas por todos lados, lo cual sólo era una señal de que quería devorarse a ese omega por completo. Bajo sus dedos hasta la mojada entrada del omega, para meter el primer dedo. Le fue simple, ya que el lubricante natural de omega era de gran ayuda.

Shin gemia mientras se aferraba de Umeji, el cual admiraba con amor cada parte del cuerpo del omega. Su lobo aullaba con locura, volviéndose un maniático ante la idea de tomar a ese pequeño omega con ferocidad, usando todas sus fuerzas para complacerlo hasta que el omega quedará satisfecho. Umeji metió el segundo dedo, haciendo gemir aún más a Shin, el cual no podía resistirse ante la idea de ser tomado por su alfa.

Suyo y de nadie más.

No pasaron más de unos minutos cuando Umeji saco sus dedos, poniendo a Shin en cuatro, mientras apretaba sus glúteos y los separaba, dejando ver la ya entrada dilatada del omega, por la cual se escurria su lubricante natural, haciendo gruñir a Umeji ante la idea de meter su pene ahí, y lo fue haciendo poco a poco, hasta que todo estaba adentro, jadeando mientras Shin era un desastre total.

Umeji admiro la espalda de Shin, la cual era igual de pálida y suave que toda su piel, con varios lunares los cuales lo recordaban a la palabra Luna, sonriendo.

—Shin es mi hermosa Luna... —Susurro Umeji mientras pasaba sus dedos, contando cada uno de los lunares que tenía Shin.

Shin sonrió, sintiéndose amado, aun estando bajo la fiebre de su celo, podía sentir más allá que la sensación cegadora del placer. Sentía amor, pero amor hacia su alfa, el cual se inclinó, para empezar a besar todos esos lunares con amor y dedicación, sin dejar que se le escapara alguno.

Empezó a moverse, haciendo gemir al pequeño, el cual se aferraba a las sábanas a medida que las embestidas aumentaban cada vez más, volviendo a loco a Umeji mientras intentaba no correrse tan rápido al sentirse exageradamente apretado por las paredes de Shin, las cuales le proporcionaban placer.

Ellos se sentían completos, juntos mientras cada embestida era más intensa que la otra. Sentían que ellos dos encajaban perfecto, y que si era así, estaban hechos para estar con el otro. Shin se sentía cansado, en su clímax de tanto sentir placer, y sentía su garganta seca de tanto gritar y gemir. Umeji se sentía casi igual, solo que a medida que Shin sentía que se iba a correr, apretaba aún más, dándole más placer al gran alfa que lo estaba tomando.

Umeji salió de Shin, para voltearlo y mirarlo bien. Su cara totalmente Roja y su cabello pegado a su frente lo hacía ver aún más provocador, haciendo que Umeji entrara con rudeza nuevamente en el para retomar las embestidas fuertes y rápidas.

Shin ya no gemía, gritaba de placer mientras se aferraba a la espalda de Umeji, rasguñandolo, y miro el cuello, el blanco y delicioso cuello de su hermoso alfa, y sin pensarlo más, saco sus colmillos y lo mordió. Umeji se quejó del dolor, pero siguió sin importar que Shin pareciera una piraña mordiendolo, y se terminó por correr dentro del omega.

Shin por fin soltó a Umeji, para gemir y correr igual, para intentar retomar su respiración, miro a su alfa, para sonreír.

—Hagámoslo otra vez, alfa~...

❁𝑂𝑙𝑜𝑟𝑒𝑠 𝐷𝑒 𝑇𝑒𝑛𝑡𝑎𝑐𝑖𝑜́𝑛 ❁Donde viven las historias. Descúbrelo ahora