23. Silencio Inesperado

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Narra ____

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Narra ____

―¿Hablaron sobre mí? ―le pregunto a Adrien en cuanto lo oigo abrir la puerta para entrar al estudio. Sé que es él incluso antes de voltear y confirmarlo, puesto que sólo Adrien abre la puerta con esa gentileza y suavidad.

―¿A qué te refieres?

―Con Félix. Hace cinco días. La segunda vez que vine aquí ―le recuerdo con tono obvio, sin quitar mis ojos del lienzo.

El rubio se acerca dando pasos lentos y vacilantes, y se detiene en cuanto dejo de dar pinceladas y me volteo para mirarlo con interrogación. Adrien aprieta los labios y finge una mueca inocente que me hace rodar los ojos.

―Me gusta ése color. ¿Crees que quedará bien en mi cuarto?

―Adrien... ―insisto. Él suelta un suspiro.

―¿Por qué preguntas ahora?

―Curiosidad ―respondo encogiéndome de hombros. Ahora es él quien rueda los ojos.

―Adivino, ¿Félix te dijo algo?

―Es justo lo contrario, en realidad… ―confieso a mi pesar. No me gusta el tono desanimado que tiñe mi voz.

El entrecejo de Adrien se arruga con desconcierto y niega con la cabeza luego de meditarlo por un segundo.

―¿Dices que no ha hablado contigo desde entonces?

Asiento con la cabeza y vuelvo mi vista hacia la pintura que tengo enfrente, sintiéndome más avergonzada de lo que esperaba. Oír a Adrien suspirar de ésa manera sólo empeora mi ánimo.

Es decir, estoy hablando de mi ex con su primo, por supuesto que estoy avergonzada.

Pero no tengo con quién más hablar del tema, así que me aguanto…

―Algo así. Contestó uno de mis mensajes con un simple "te hablo después", y sin embargo ya han pasado cinco días y no me ha llamado. Es raro, ¿sabes?

Adrien juguetea con su anillo de manera distraída, y aunque intenta reprimir las emociones que cruzan a través de él, me resulta fácil encontrar las ligeras señales faciales que delatan lo que está pensando. Él siempre ha sido así, del tipo de persona honesta y transparente, todo lo contrario a Félix.

―¿Qué tan raro?, quizás está ocupado ―sugiere, suena culpable.

―Así que hablaron de mí ―concluyo por fin. El largo y resignado suspiro de Adrien termina por confirmarlo.

―Sólo un poco.

―¿Qué tanto?

―Un poco ―repite, no me está mirando a los ojos.

―¿Qué le dijiste, Adrien? ―presiono. Dejo los pinceles que he estado usando dentro de los bolsillos de mi delantal para cruzarme de brazos y parecer más seria e intimidante. Supongo que funciona, ya que Adrien se rinde y su mirada vuelve a encontrar la mía.

El amor de un impostor (Félix y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora