33. La Gala Escarlata

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Narra _____

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Narra _____

Por un momento consideré decir que no. Consideré inventar una excusa razonable, fingir decepción y librarme de esto sin mucha culpa.

Si lo hubiera hecho, ahora mismo estaría en mi casita, acostada en mi sofá, viendo una predecible película de misterio mientras me lleno la boca con palomitas de microondas.

Consideré hacerlo, pero no pude.

No cuando fue Amelie quien me entregó personalmente la invitación con mi nombre escrito a mano e insistió en que le encantaría tenerme en el evento al que tanto empeño le puso.

Una gala anual de beneficencia muy exclusiva en la que sólo hay tres formas de asistir: o eres invitado por el anfitrión, acompañas a uno de los invitados VIP, o pagas el monto de la entrada con seis meses de anticipación.

Imaginarme la cifra total del monto hace que mi humilde corazón llore.

En fin. Ya estoy aquí, cambiada, maquillada y nerviosa. Rodeada de gente que no conozco y obligándome a mí misma a no correr hacia la salida o hacia la mesa de postres, lo que me quede más cerca...

¿Será rico el queso con chocolate?

¿Debería probar?

―¿_____? ―la repentina mención de mi nombre hace que me sobresalte y giro sobre mis talones con el ceño fruncido y la respiración agitada.

Mi sonrisa es inevitable.

―¡Adrien! ―exclamo con más emoción de la que debería―. Gracias al cielo estás aquí... estaba empezando a hablar sola de nuevo.

Adrien ríe de ésa manera tan característica de él y estoy tan aliviada de ver una cara conocida que apenas noto que no está solo y que el señor Agreste lo acompaña.

Y vaya, ambos se ven magníficos.

Al igual que su padre, Adrien lleva puesto un traje a la medida color blanco, de botones negros que contrastan bastante bien y combinan con la camisa negra que lleva debajo. Tiene algunos detalles dorados en las costuras, los bordes y la solapa, y su pañuelo de bolsillo es de un intenso tono escarlata. Y a diferencia del señor Agreste, Adrien no lleva corbata, lo que le da un aire más relajado y juvenil.

―Señorita Luciel ―saluda Gabriel al pasar junto a mí―. Disfrute su velada.

―Igualmente, señor Agreste ―le devuelvo la cortesía asintiendo con la cabeza y lo veo alejarse de nosotros con pasos elegantes y seguros, hacia un grupo de personas igual de elegantes que de inmediato se ponen nerviosos al verlo.

Yo quisiera ése poder...

―No sabía que vendrías ―dice Adrien a mi lado, mucho más relajado ahora que su padre no está alrededor.

―Oh, bueno... yo tampoco ―bromeo haciéndolo reír―. Amelie me invitó ―aclaro luego de notar la persistente confusión en su mirada.

Oír el nombre de su tía dibuja una expresión de claridad en su rostro y supongo que ahora todo tiene un poco más de sentido en su cabeza.

El amor de un impostor (Félix y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora