14. Félix

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Narrador

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Narrador

Félix se miró al espejo con una sonrisa satisfecha y pasó los dedos a través de su cabello, desordenándolo ligeramente.

Miró la hora en su rolex favorito y sintió los nervios a flor de piel.

Había decidido sorprender a _____ en el instituto y darle las gracias por haberlo cuidado durante su resfriado. Tenía el regalo listo en el bolsillo interior de su chaqueta y sólo esperaba que ella lo aceptara.

Aunque quizás una gargantilla de oro blanco era demasiado. Pero la había comprado en un momento de emoción y debilidad... Debilidad por ella. Claro.

Soltó un suspiro y salió del departamento dando pasos ligeros. La sonrisa en su rostro era casi infantil, y el solo pensar que volvería a verla lo hacía sentir un espiral de emociones intensas que amenazaban con llevarlo al borde de la locura.

Condujo escuchando música y tarareando la letra. Era claro que estaba de buen humor. Demasiado bueno, ha decir verdad.

Detuvo el coche delante del enorme edificio con fachada de piedra y esperó a que ella saliera.

Era la primera vez que la iba a buscar en el instituto, puesto que antes no le agradaba la idea de llamar la atención, y menos considerando que _____ ya era lo suficientemente popular por sí misma.

Su corazón se saltó un latido cuando por fin la encontró entre la multitud y no lo dudó ni un segundo antes de bajarse y caminar detrás de ella.

Sus manos picaban por la anticipación de tocarla y su aroma a coco le llegó como un bálsamo irresistible que calmó su corazón agitado.

Ella aún estaba de espaldas cuando Félix pronunció su nombre, ansioso de volver a ver su rostro.

_____ se detuvo al instante y apretó la correa de su mochila. Todo su cuerpo se tensó y se obligó a voltear, aunque no quería hacerlo.

En cuanto lo vio delante de ella, con ésa sonrisa de niño bueno y ésos ojos que en algún momento le prometieron sinceridad, se le revolvió el estómago, y tuvo que mirar hacia otro lado para mantener la calma.

―Hey, espero que no te moleste que haya venido. Intenté esperar hasta la tarde, pero... Bueno, me ganó la emoción.

Félix guardó las manos en los bolsillos de su pantalón de mezclilla y se removió en su lugar, ansioso por algún motivo.

¿Qué le había sucedido al chico frío y calculador que alguna vez fue?

―¿_____? ―la llamó, buscando sus ojos. Y cuando ella no levantó la mirada, Félix empezó a temblar―. ¿_____? Mírame, por favor ―pidió, tomando su mentón con los dedos para obligarla a mirarlo.

Y el mundo de Félix colapsó cuando no encontró aquél brillo que tanto le gustaba...

_____ aguantó la respiración y sintió como si sus intensos ojos verdes la quemaran profundamente. Sus dedos fríos sobre su mentón y su respiración mezclándose con la suya la confundieron por un instante.

El amor de un impostor (Félix y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora