11. Fiebre Y Calidez

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Narra Félix

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Narra Félix

Llegamos a casa de _____ luego de un viaje tranquilo y silencioso y admito que aunque estoy completamente mojado, su suave perfume llenando el interior del auto me tiene agitado y con la temperatura corporal en los cielos.

_____ abre la puerta, pero en lugar de bajar, se vuelve hacia a mí con una sonrisa ladina.

―¿Quieres... Pasar? Puedes secarte un poco y tomar algo caliente ―me invita, haciendo aletear sus pestañas en un gesto que me resulta tierno.

Frunzo el ceño y ladeo la cabeza.

―Puedo hacer éso en mi departamento ―digo, buscando cualquier excusa para no estar a solas con ella. Mi corazón no podría soportarlo justo ahora.

_____ ríe y se acerca a mí para robarme un rápido beso que me deja estático.

―Lo sé, pero yo no estaré allí ―responde antes de salir del auto con una sonrisa que no alcanzo a comprender.

Mis mejillas arden y mi expresión confundida debe ser demasiado obvia, puesto que Gregory ríe en lo bajo y señala hacia afuera con la cabeza.

―Debería aprender a leer entre líneas, señor ―dice, mirándome a través del espejo retrovisor.

―Espérame aquí. Vuelvo en un momento ―le aseguro, bajándome del auto con prisa, pensando en despedirme de _____ correctamente y así regresar a mi departamento un poco más relajado.

―Si usted lo dice. ―Es todo lo que oigo antes de cerrar la puerta del auto al salir.

_____ sonríe al verme caminar detrás suyo y toma mi mano para guiarme hacia el interior.

Mi nerviosismo es evidente. Es la primera vez que vengo a su casa y siento que estoy cruzado otra barrera que no debería haber cruzado. Agregando un pecado más a mi lista...

_____ regresa con dos toallas en las manos y cubre mi cabello con una de ellas, notando enseguida mi incomodidad.

―Tranquilo. Siéntete cómodo ―dice, acariciando mi rostro con la punta de sus dedos―. Mi padre no está en casa ―agrega, y la mención de su progenitor sólo aumenta mi ritmo cardíaco.

Me había olvidado de él...

Ahora que recuerdo, _____ me habló algunas veces de su padre, diciéndome que vivía con él y que eran bastante cercanos el uno al otro, pero nunca mencionó a su madre, ni una sola vez.

Y que tampoco la mencione ahora sólo me deja dos opciones posibles...

―¿Cuál era el trabajo de tu padre? ―pregunto en un intento por iniciar una conversación.

―Es guardaespaldas privado ―responde, secándose el pelo sin dejar de mirarme―. ¿Y tu padre? ¿Cómo están las cosas con él?

Su repentina pregunta me golpea con fuerza y siento el estómago revuelto de repente.

El amor de un impostor (Félix y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora