9. Palabras que Duelen

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Narrador

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Narrador

―¡Félix! ¡Maldito mentiroso! ―exclamó Marinette, señalándolo con el dedo de manera acusatoria―. ¡Explica por qué demonios ésa chica te llama Adrien...!

Félix abrió los ojos con sorpresa al oír lo que ella acababa de decir, y su expresión tembló por un segundo, casi revelando la maraña de emociones que sus palabras le habían causado, pero enseguida se recuperó la compostura y volvió a mostrar aquella frívola mueca que era tan típica de él.

―Hola para ti también ―respondió por fin, cruzándose de brazos en una pose relajada.

Marinette rodó los ojos y gruñó con fastidio.

―No te hagas el idiota, Félix, respóndeme ―ordenó, la molestia en su voz no era nada comparada con la ira en sus ojos.

―Oye, tranquila... ―dijo, moviendo sus manos de arriba a abajo―. Ni siquiera sé de lo que estás hablando ―agregó, haciéndose el tonto, intentando averiguar qué tanto sabía sobre el tema.

La chica estaba a punto de golpearlo. No podía creer lo cínico que era.

―No empieces. Te vi en el festival y escuché claramente cuando ésa chica te llamó Adrien. No te atrevas a negarlo, sinvergüenza...

―Oh, claro, claro... Y me seguiste porque es lo que siempre haces con mi primo, ¿o no? ―la provocó levantando una ceja.

―¡Eres un idio...!

―Lo sé ―la interrumpió―. Así como sé que tú deberías concentrarte en tus propios asuntos y dejarme en paz ―cortó con amargura, siendo consciente de que _____ llegaría en cualquier momento y la presencia de Marinette allí no era para nada buena.

―Maldito seas, Félix. No puedes lastimar a las personas usando el nombre de Adrien ―rugió, dando un pisotón.

Félix soltó una risita.

―¿Y por qué éso sería problema tuyo? ―preguntó sin vergüenza ni culpa, y Marinette se frotó el rostro, irritada.

―Por que Adrien es un buen chico y no merece limpiar tus desastres. Si vas a causar problemas, al menos ten valor para hacerlos a tu nombre ―lo regañó, cada vez más molesta.

Félix rodó los ojos y se agachó ligeramente para quedar a la altura de la fastidiosa chica.

―¿Y si me niego? ¿Qué planeas hacer? ¿Irás a llorarle a Adrien? Quizás así te preste su atención por un momento... ―se burló, sonriéndole con malicia.

Marinette apretó los puños a cada lado de su cuerpo, conteniendo las fervientes ganas que tenía de golpearlo, y miró a Félix a los ojos, desafiante.

―No. No a Adrien... Sé lo diré a ella. ¿Cómo se llamaba? ¿_____?

Las palabras de Marinette le borraron la sonrisa de los labios y la simple idea de perder a _____ llenó su corazón de agonía. Sus músculos se tensaron y sintió que el piso debajo de sus pies desaparecía.

Cálmate, Félix, no dejes que vea cuánto te importa” se dijo a sí mismo, obligándose a relajar su cuerpo.

―Oh, bueno. Hazlo si quieres. No cambiará nada ―respondió con indiferencia fingida. Ni siquiera creía en sus propias palabras.

―Vamos, Félix. Tú lo sabes mejor que yo. Cuando ella sepa que tú no eres quien dices ser, no sólo se alejará de ti... Te odiará por haberle mentido con tanto descaro.

Félix tensó la mandíbula y su respiración se agitó. La simple idea casi lo arrojó al suelo.

―¿Odiarme? ¿_____? ¡Por favor! Ella no podría odiarme tan fácilmente. Me ama...

Marinette rió sin gracia.

―¿Es que no te das cuenta? ―empezó, dando un paso hacia él―. Ésa chica no te ama a ti. Ama a Adrien. Ustedes no son la misma persona, ¿o acaso lo olvidaste? ―cuestionó, notando enseguida el daño que sus palabras habían causado en Félix.

Por un momento se sintió culpable. ¿Había sido demasiado cruel? ¿O Félix realmente se merecía aquél dolor que estaba sintiendo?

Marinette suspiró y se preparó para el contraataque, interesada en oír su respuesta, sin embargo, la discusión se vio interrumpida por el fuerte ruido que se escuchó al otro lado del parque, indicando una sola cosa: Otro inoportuno y molesto akuma.

Marinette suspiró de nuevo, sabiendo que el deber la llamaba.

―¡Dile la verdad! ¡O lo haré yo! ―advirtió antes de correr hacia un niño que estaba en la zona de impacto para salvarlo del ataque del villano.

Félix se mordió el labio inferior con fuerza, tratando de contener el remolino de emociones que hacían estragos en su interior.

Un remolino qué se desvaneció cuando sus ojos se encontraron con los de _____. Ésos ojos llenos de amor genuino que sólo le dedicaba a él...

Ni siquiera tuvo que pensarlo antes de correr hacia ella y apretarla contra su pecho, aliviado de tenerla cerca después de imaginarla tan lejos.

―¿Estás bien? ―le preguntó, acariciando su mejilla con el pulgar. _____ asintió, justo cuando un rayo violeta impactó en su dirección, obligando a Félix a reaccionar lo más rápido posible para esquivarlo.

Ambos cayeron hacia atrás, en medio de las flores recién plantadas del parque, y se ocultaron en silencio hasta que el ruido se alejó.

―Que buenos reflejos ―expresó _____ emocionada, sacudiéndole la tierra que tenía en su camisa―. ¡Eres mi héroe! ―bromeó, soltando una risita suave.

Félix intentó sonreír, disfrutar de su toque, de su mirada y de su risa, pero aquél pequeño pinchazo que venía sintiendo desde el principio, había crecido con los recientes acontecimientos, convirtiéndose en una filosa daga que se hundía cada vez más profundo en su interior. 

“No. No voy a perderla” se dijo finalmente, uniendo sus labios con los de ella en un intenso y necesitado beso, decidido a aguantar aquella culpa el tiempo que fuera necesario con tal de quedarse a su lado.

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¡Hola, aquí Félix, el autor!

¿Cómo están? ¿Ya tomaron agua?

Tengo una duda...

¿Qué piensan de la historia hasta aquí? ¿Les parece entretenida?

Estaré leyendo sus comentarios :)

Hasta el próximo capítulo!

ꕤFélixꕤ

El amor de un impostor (Félix y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora