𝓒. 19

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— Narrador omnisciente.

La rubia había visto una foto en pinterest, era una foto de una linda pareja vestida en conjunto, ella quería recrear esa foto pero el de trenzas le daba un poco o mejor dicho bastante de vergüenza...

— ¡Tom por favor, no seas amargado! — Insistió la rubia intentando convencer al de trenzas a recrear aquella foto.

— No cariño, ya te dije que me parece algo muy cursi — Contestó el de trenzas con desinterés.

— Bueno, tal vez sí se lo pudiera Christian, el aceptaría... — Dijo la rubia con una sonrisa llena de burla sabiendo lo que podía causar en Tom al mencionar a Christian después de lo sucedido y el enojo que aún le guardaba.

El de trenzas la miro con furia, un brillo de ira decorando sus ojos oscuros y penetrantes, su mandíbula se tenso completamente y sus manos se cerraron en puños, tenía ganas de golpear a alguien, no a cualquier persona, a Christian. Quería tenerlo en frente y hacerlo sufrir de la peor manera, recordando todo lo asqueroso que había dicho sobre la rubia, SU rubia.

— ¡Vuelves a mencionar a ese idiota y te juro que te dejo sin caminar por meses! — Exclamó el de trenzas con enfado.

— Entonces haz lo que te digo o Christian podes tocar todas mis curvas y hacer todo lo que tu haces...

— ¿Que ropa me tengo que poner? — Acepto el de trenzas de mala gana.

— Gracias mi amor, esa ropa que esta ahí — la rubia apunto hacia la cama mostrando la ropa que estaba en conjunto con la de ella.

El de trenzas rodó los ojos, estaba enfadado pero haría de todo para cumplir los caprichos de su novia, bueno, para que no llamara a Christian y no pudiera acercarse de nuevo a la rubia.

— Amor me veo ridículo con esto — Se quejo el de trenzas con un suspiro.

— Estamos vestidos iguales así que callate, no critiques.

— ¿Puedo elegir la posición de la foto al menos? — Tom hizo una sonrisa juguetona y se acercó más a la rubia.

— De acuerdo, ¿Que pose quieres? — la rubia frunció el ceño sin saber lo que Tom quería.

El de trenzas seguía sonriendo de forma juguetona, puso a la rubia sentada en el lavamanos del baño para que se viera solo su parte trasera, el se puso entre sus piernas y agarro el trasero de la rubia mientras ella sacaba la foto.

— Mira, que bonito mi amor — la rubia le paso el celular a Tom mostrando la foto.

— Claro que esta bonita la foto — El de trenzas abrió la boca un poco embobado por como se veía el trasero de la rubia en la foto.

— ¡Tom, cuidado con lo que miras! — Advirtió Lara con una risa nerviosa.

— Es que tu trasero me vuelve loco como si fuera lo más grande que han tocado mis manos, tan gordo y suave que me dan ganas de...

— ¡TOM deja tus cochinadas! — Lo interrumpió la rubia.

— Es que cariño contigo es tan difícil de controlarme...

La chica rodó los ojos en broma y le dio un beso al de trenzas. El chico no perdió la oportunidad de bajar sus manos hasta tocar su trasero apretando ligeramente de este.

— Estás tan hermosa mi rubia preciosa...

— Ya cállate calenturiento — La rubia le dio un golpe en el hombro en forma de broma.

— Lo soy pero aun así te gusta cuando te manoseo como fruta de supermercado.

— ¿Y si no me gusta que lo hagas?

— No te creería, cuando te follo gritas y súplicas por más... Si quieres puedo demostrarlo ahora mismo

— ¿Que harás cobarde?, no eres capaz de nada Tom Kaulitz.

El de trenzas agarro la cintura de su chica y la tiro bruscamente hacia la cama poniéndose encima de ella mientras la miraba con ojos posesivos y como si quisiera retarla a desafiarlo.

— Repite eso Lara Schneider y vas a ver que tus piernas no aguantaran tanto como tu piensas.

La rubia lo miro con nerviosismo, el color rojo comenzó a expandirse por sus mejillas, sus labios se abrieron ligeramente como si estuviera dando una invitación a que la besara.

— No te lo daré, eso te pasa por ser mala con papi...

— Que mentiroso Tom, yo cuido que no hagas ni una tontería, que no mates a alguien como si fuera un pasatiempo. — La rubia lo comenzó a regañar y regañar como si fuera una madre regañando a un niño chiquito.

— ¿Viste?, ya tienes el instinto de madre — Dijo el de trenzas riendo. — Sería lindo tener un mini Tom...

— Tom, no tendremos un hijo, además, ¿No que no querías? — Río la rubia.

— De seguro ya lo tienes en el vientre, la primera etapa es la negación, después te pondrás como gata en celo...

La rubia suspiro frustrada y le dio un ligero empujon para salir de su agarre, se sento en la cama y negó con la cabeza mientras el de trenzas la miraba con su típica sonrisa burlona.

scream  𝒇𝒕. 𝑻𝒐𝒎 𝑲𝒂𝒖𝒍𝒊𝒕𝒛.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora