𝓒. 11

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— Narrador omnisciente.

— Hola mi amor, ¿Como andas? — Dijo la rubia saludando al de trenzas.

Este sonrió y se acercó para abrazarla, ella con gusto correspondió el amable gesto y el no dudo en levantarla en sus brazos.

— ¡Hey, bajame ya! — Río la rubia envolviendo sus brazos alrededor del cuello de Tom para sujetarse.

— Te ves linda en mis brazos, ¿Lo sabias? — Sonrió el de trenzas.

Sus labios se acercaron hasta que finalmente se encontraron, fue un beso dulce el cual decía todo lo que no podían demostrar las palabras, ambos sonrieron contra los labios del otro sintiendo una chispa de conexión.

Después de unos segundos se separó de aquel beso que a pesar de ser corto sintieron una conexión que jamás habían sentido, su relación se estaba fortaleciendo poco a poco y era una sensación inexplicable e increíble para ambos.

— Te amo demasiado Rubia, no entiendo como tuve la oportunidad de tenerte como novia siendo yo un loco que mata gente como si fuera Ghostface de Scream.

Ella sonrió de oreja a oreja y Tom finalmente la baja de sus brazos de ese momento tan dulce que los segundos parecieron ser una eternidad para ambos.

— Hey amor, mira ese chico.

La rubia apunto con su dedo a un chico que parecía ser nuevo en la universidad, un chico con cuerpo musculoso pero sin exagerar, con cara de "Ay mi papi me compra todo", rubio de ojos color avellana y sonrisa bastante egocéntrica.

— Es lindo. — Dijo la rubia sabiendo que eso provocaría celos en Tom.

— ¡¿LINDO?! — Exclamó el de trenzas. Se acerco y sus labios rozaron con el lóbulo de su oreja, se acerco más para susurrarle — Lindo es el pene de 24 cm que tengo entre las piernas así que te callas o te hago gritar de dolor aquí mismo frente a todos.

La Rubia abrió los ojos como platos y un escalofrío recorrió todo su cuerpo de pies a cabeza, hace algunos meses que estaba cerca de Tom y eran novios pero sus palabras calenturientas seguían provocando el mismo efecto en ella igual que al principio.

La rubia intento distraerse mirando hacia otro lado y se fijo que el chico nuevo se acercaba hacia ella y a Tom.

— Dios, ¿Donde estas en estos momentos? — Pregunto casi en un susurró temiendo por la reaccionar que pudiera tener el de trenzas al estar cerca de este chico, digamos que Tom era bastante posesivo en todos los aspectos.

— Hola, ¿Saben donde queda el salón de psicología?

— Dios, matame... — Pensó la rubia.

— Un gusto, me llamo Christian. — Sonrió pícaro al ver a Lara.

El de trenzas agarro posesivamente a la rubia de la cintura apretando con un poco de fuerza en esta, el sonrió victorioso al notar que Christian retrocedió un poco con una expresión de enfado en su rostro.

— Si, mira que esta en los pasillos de al lado de la salida y el último salón, el más silencioso es donde esta el salón, incluso nosotros vamos en ese.

Christian asintió con la cabeza y fue a la dirección que le indico Tom la cual quedaba un poco lejos.

— ¿A que estas jugando idiota?

El de trenzas soltó una risa burlona ya que ese salón que le había dicho a Christian, en realidad estaba totalmente vacío debido a un accidente que paso en ese y lo cerraron por lo cual estaba tan viejo que ahora tenía ratas, arañas y cosas con olor realmente desagradable debido a los años que habían pasado.

— Lara, te diré esto una vez y no quiero que me lo hagas repetir una vez más. — Se sentó en una banca cercana y la forzó a ponerse en su regazo. — Eres totalmente mía y si alguien viene a tirarte la onda, creeme que entrará en mi lista negra y sabes de lo que soy capaz, no durare en matarlo y no tendré arrepentimiento alguno porque tu eres mía y solo YO puedo follarte, acariciarte, hacerte ver las estrellas, hacerte sentir AMADA como realmente mereces, ¿Escuchaste?

La rubia asintió con la cabeza y aun que intento ocultarlo una sonrisa se creo en sus labios, aveces le daba miedo la posesividad de Tom pero aveces le parecía realmente excitante...

— Vamos a clases que se nos hará tarde y ya nos regañaron muchas veces por eso.

Antes de que la rubia se pusiera de pie, el de trenzas admiro su trasero redondo, grande y firme, se quedó embobado viéndola y no pudo evitar pegarle una fuerte nalgada que hizo un sonido que a él lo excito y ella se quejo de dolor.

— Que lindo culo, Dios mio...








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HOLA, CHAU

scream  𝒇𝒕. 𝑻𝒐𝒎 𝑲𝒂𝒖𝒍𝒊𝒕𝒛.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora