𝓒. 33

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— Lara Schneider.

En los últimos días el de trenzas estaba bastante raro, triste, pensativo e incluso lo notaba como si tuviera miedo de algo, repetidas veces le pregunté que le preguntaba pero no me contestaba, evitaba mis preguntas o simplemente me respondía que no le pasaba nada y que solo estaba nervioso por mi embarazo y ser padre primerizo, pero era obvio que no era solo eso, algo más que eso lo atormentaba y que si no me lo quería decir, no tenía que ser algo pequeño, tendría que ser algo que en verdad tenía gravedad para que lo pusiera de esa forma.

Últimamente ni siquiera quería comer, ni se concentraba en las clases y siempre estaba metido en problemas, note sus sonrisas forzadas en los últimos días, después de lo sucedido con Christian su ánimo subió y se veía tranquilo pero llevaba una semana así, sin ánimos, todo lo enojaba y lo ponía sensible, me preocupaba, era mi novio, mi prometido, el amor de mi vida y obviamente me dolía verlo así, quería ver su linda sonrisa, escuchas sus risas qué eran música para mis oídos pero ya no sonreía ni reía, solo sonreía pareciendo obligado a hacerlo para no aumentar mi preocupación y eso dolía, dolía un montón.

Ahora estaba en la casa, sentada en el sofá y el ruido de la televisión llenaba mis oídos, mi mente estaba en otra parte, el de trenzas había salido aproximadamente a las dos de la tarde y ahora eran las cuatro, no me quiso decir donde fue y eso aumentaba demasiado mi preocupación pero con tal estado de ánimo no quería presionarlo a nada, de todas formas tenía miedo por el, miedo de que pudiera hacer o hacerse a él mismo, de tan solo pensar que podría lastimarse mi corazón saltaba de miedo.

De repente escuche el sonido de la puerta sacándome de mis pensamientos, eld e trenzas entro a casa, esa sonrisa forzada de siempre volvía a decorar su rostro qué me daban ganas de llorar sabiendo que sus sonrisas no eran reales, sino que todas eran forzadas y no podía entender el por que de la situación.

Me acerque a él y deje un suave beso en su mejilla.—Hola mi amor... ¿Donde fuiste? —Pregunté con curiosidad.

—No es nada importante, solo quería tomar un poco de aire. —Contesto de forma seria y desanimado.

—Tom, ya hace días que estas así de desanimado. —Cruce mis brazos sobre mi pecho, decidida a que me dijera la verdad. —Dime ya que te esta pasando.

El de trenzas suspiro frustrado y rodó sus ojos, simplemente ignorándome comenzó a caminar a la habitación sin decir nada pero no lo dejaría ir así, ya en cierto punto estaba harta de que me estuviera ocultando algo que claramente le estaba afectando y ahora me estaba afectando a mi al no decirme que le pasaba, solo me preocupaba cada vez más y realmente era frustrante qué se comportaba como un niño inmaduro evitando el tema e ignorándome.

Lo seguí a la habitación y lo agarre del brazo deteniendolo. —¡Tom, me dices ya que te pasa!

El de trenzas se soltó de mi agarre y su respiración estaba acelerada por el enojo, sabía que lo había presionado pero me tenía que preocupar un poco por mi y ni poner toda mi atención en el mientras me destrozaba por dentro de tanta preocupación y tristeza de verlo tan jodido.

—La policía me está buscando porque mate a Christian. —Confesó finalmente con una voz temblorosa, sus ojos se llenaron de miedo y se ponían llorosos poco a poco.

Sentí un escalofrío recorrer todo mi cuerpo, las lágrimas llenaron mis ojos y aún que las intentará controlar comenzaron a correr por mis mejillas, por un momento entre en negación, tal vez había escuchado mal o solo era un mal sueño pero no, no era un sueño ni había escuchado mal, solo era la realidad.

—Tom por favor, dime que es mentira, no puede ser verdad... —Suplique entre lágrimas con un tono de voz desesperado.

El de trenzas se arrodilló frente a mi y me abrazo con fuerza mientras besaba mi vientre, al igual que yo, el estaba llorando.

—Perdoname mi amor, perdoname, perdoname... —Repitió unas cuantas veces.

Todos nuestros sueños o metas de tener en un futuro, podrían desaparecer en tan solo días o quien sabe, tal vez hasta segundos. No quería que pasara eso, no quería que el se fuera de mi vida y definitivamente si lo encontraban no sería una condena corta, sería bastante larga por no ser la primera vez que cometió un delito y no quería pensar en eso pero no podía controlar todos los pensamientos, miedos y dudas que pasaban por mi cabeza, tenía tanto miedo de perderlo y que sufriera en la cárcel.

scream  𝒇𝒕. 𝑻𝒐𝒎 𝑲𝒂𝒖𝒍𝒊𝒕𝒛.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora