𝓒. 30

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— Tom Kaulitz.

Había invitado a la rubia nuevamente a la playa pero esta vez era una playa más solitaria y no, no era para hacer que se arrodillara y me diera la mejor chupada de polla de mi vida, quería algo más tierno y algo que jamás olvidaría en su vida pero pronto verán lo que pasara, esto era algo tan especial y único...

Estaba con mis amigos, Bill, Gustav y Georg, todos estábamos vestidos de una forma más decente, no como una manga de drogadictos como decía la rubia. Ella era muy hater con el tema de nuestra vestimenta o como eran mis amigos, también se la pasa haciendo peleas con Georg sobre quien tiene mejor cabello sin tratamientos, tintes, planchas, etc, totalmente natural, ustedes saben, cosas de gente obsesionada con tener un buen cabello.

—¿Estas nervioso? —Preguntó Georg, no respondi ya que me quede mirando a un punto fijo por los nervios. —Vamos amigo, ¿Tanto miedo te da esto? —Insistió, yo seguí mi mirada fija al vacío y todos se rieron. —¡TOM, REACCIONA TRENZUDO! —Gritaron todos al unísono.

Yo finalmente reacción y me puse más nervioso aún, mis manos temblaban de tanto nerviosismo e incluso todo mi cuerpo sudaba, no tenía idea de como reaccionaria la rubia y si pasaba todo lo contrario a lo que tenia pensado, definitivamente cagamos muchachos.

—¿Aún tengo tiempo de arrepentirme? Me da miedo que me diga que no... —Dije con voz temblorosa, todo el miedo y nerviosismo invadia mi cuerpo.

Esta playa donde estaba esperando a la rubia también tenía algunas cabañas como la anterior, esta incluso era más cómoda, grande y de lujo por decirlo así. Toda la cabaña la había decorado con algunos globos rojos en forma de corazón, fotos colgadas del techo de ella y yo en momentos tiernos con hilos rojos, flores tiradas por la cama formando un corazón y algunas velas con olor de vainilla por toda la habitación de la cabaña.

—¿Cuanto se demora Lara en llegar? —Pregunto Bill con un suspiro de aburrimiento.

—Probablemente en veinte minutos. —Contesté frotando las palmas de mis manos entre sí, cada vez me daba más miedo.

Me senté en un pequeño sofá cercano, saque mi celular y comencé a revisar mi galería viendo fotos de donde Lara y yo recientemente estábamos empezando en la relación, recordé el primer día de donde nos conocimos...

𝖥𝗅𝖺𝗌𝗁 𝖻𝗅𝖺𝖼𝗄
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— Lo siento niña bonita, no te vi. — Dijo el chico. Miró a la chica de pies a cabeza admirando cada detalle de su físico y una mirada pícara se encontraba en sus labios.

Lara lo miro, igualmente de pies a cabeza, su aspecto le provocó escalofríos era rudo, tenía un aire de egocéntrico, su mirada penetrante, su mandíbula marcada, su estilo de ropa holgada y unas lindas trenzas africanas decorando su cabello negro.

— Um, no importa yo tampoco te vi. — Sonrió con amabilidad y en forma de disculpa.

— ¿Estas buscando algo bonita? Pareces perdida — Pregunto el de trenzas con un brillo pícaro en sus ojos café oscuro, casi negro.

— Estoy buscando el salón 212 de psicología.

El de trenzas agarro su mano y la dirigió hacia un gran pasillo con demasiados salones, la universidad era gigante, fácilmente alguien se podría perder.

Los chicos y chicas que estaban cerca miraban a Tom y a la rubia sorprendidos, miedo, terror tal vez.

La rubia estaba muy confundida por esto pero no sabía el por que, aun así no le dio importancia a los demás solo siguió su camino con el de trenzas.

— Entonces, ¿Cual es tu nombre? — Pregunto el de trenzas tratando de sacar conversación.

— Lara, Lara Schneider.

— Lindo nombre para una linda chica, yo soy Tom y es un gusto conocerte. — Sonrió pícaro. — Bien, este es tu salón.

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—¡TOM, YA LLEGO LARA! —Gustav me sacudió bruscamente, vi hacia fuera de la cabaña donde la rubia se estaba acercando.

Rápidamente me puse de pie y salí de la cabaña, estaba con unos pantalones negros y una camisa blanca, la camisa era delgada por lo cual sentí el frío viento chocando con mi cuerpo enviando escalofríos por todo este, los nervios y el miedo aumentaban cada vez más pero decidí calmarme un poco para poder hablar y ser claro en mis palabras.

—Hola cariño, ¿Como estas? —La rubia sonrió y me abrazo dándome un suave beso en la mejilla en forma de saludo.

—Un poco nervioso por lo que haré a continuación. —Admiti, ella frunció el ceño en confusión.

—¿Que harás? —Pregunto confundida.

Suspire tratando de calmarme hasta que finalmente hable. —Bueno, quiero decir que este tiempo en el cual llevo contigo y estoy a tu lado, es lo mejor que me ha pasado en la vida. Un año el cual pasó como un día, paso bastante rápido. —Mire a mis amigos nerviosamente y con una sonrisa nerviosa continúe. —Tu y nuestra pequeña Noah son lo más importante en mi vida, quiero protegerlas y amarlas toda la eternidad... —Saque la pequeña caja del bolsillo de mi pantalón y abrí aquella caja, me arrodilló frente a ella y pregunte. —Lara... ¿Quieres casarte conmigo?

La rubia me miró sorprendida, sus ojos se llenaron de lágrimas y con una gran sonrisa de felicidad asintió. Cuando estiró su mano, puse el lindo y costoso anillo en su dedo anular, me puse de pie y deje un casto beso en sus suaves labios, suspire en forma de alivió y felicidad, todo era más perfecto aún.

scream  𝒇𝒕. 𝑻𝒐𝒎 𝑲𝒂𝒖𝒍𝒊𝒕𝒛.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora