CAPITULO VI

476 77 6
                                    

CENTRO DE EUROPA.
SIGLO XI


E1 cielo tenía una claridad de hielo en la que destacaba una luna en cuarto creciente que parecía esconderse tras un velo de nubes ralas que se desgajaban por el viento. Aquel había sido un día de pesadilla para Jimin. Encerrado en sus habitaciones, enterado a ratos por la información que le traían sus damas de compañía y en especial SunJi, de lo que iba ocurriendo ahi en la fortaleza. La masacre sobre los hombres de Jungkook lo habia conmocionado y llenado de malos presagios cuando tiempo después supo que su amado había asesinado a uno de los representantes de la Iglesia, bebiéndose su sangre y horrorizando a los presentes, y que ahora le perseguían como a una fiera rabiosa.

La vigilancia en las almenas se había reforzado, el puente levadizo se había izado. La pesada reja clausuraba la entrada al castillo, ante la cual también se encontraban hombres armados dispuestos a todo. Constantemente grupos de guardias, organizados por Latos, hacian rondines por toda la fortaleza.

Jimin tuvo que sufrir el reclamo furioso de su padre, que llegándose hasta el le recriminó que Jungkook les habia arruinado, traicionando la confianza que en él se había depositado. Con aquel alevoso asesinato había traído la vergüenza y la desgracia a la familia Ferenc. Jimin defendió a su amado con vehemencia. Si no hubieran conspirado contra él, si no le hubieran matado a sus hombres como lo habian hecho esa mañana con pleno conocimiento de su padre y de todos los demás, masacrándolos en una emboscada cobarde, nada de lo que después pasó hubiera ocurrido. Jungkook tan sólo se defendió. Luchó por su vida y enfrentó a sus enemigos, entre los que, para su propia desgracia, se encontraba la propia familia Ferenc, de la que ahora el rubio renegaba.

Bernardo de Fabriano, luciendo un casco con apéndice nasal y pelos dorados de reluciente metal, había partido en la tarde, a la cabeza de sus guardias y con un contingente de hombres de los señores feudales fuertemente pertrechados, dejando el castillo para dar caza a aquel a quien consideraban un sanguinario aliado del Diablo que habia cometido el crilegio de asesinar a un enviado de su Santidad, lo que le había costado la maldición eterna.

──── « ❀ » ────

Jimin se mantenia al lado de la ventana, escrutando la oscuridad. La angustia le llenaba el alma. No existian infomes o noticias sobre el paradero de su amado y no sabia nada de él. Aquella incertidumbre lo mataba.

Jungkook, herido en el hombro, había logrado escapar conduciendo a sus fieles guerreros a través del pasaje secreto que se abría en la roca tras un cerrado follaje, de ahí que los hombres que les seguían y que pensaban que les tenían acorralados, no les hubieran encontrado, lo que sembró en las almas el terror de la superstición.

El pasadizo era angosto y oscuro. Un lugar abierto en la roca desde tiempo inmemorial y que bajaba serpenteando desde lo alto de la fortaleza hasta llegar allá abajo ante el lecho del rio cuyas aguas discurrian en rápida corriente. Al igual que arriba, ahi la entrada se encontraba oculta tras macizos matorrales de espinosas ramas.

Sabian que los perseguían y tomaron precauciones cuando llegaron abajo. Descubrieron en la otra orilla del rio contingentes armados a caballo que les buscaban. Aunque un manto de niebla lo cubriera todo en esos momentos, hubiera sido un suicidio arriesgarse a cruzar, para luego del caserio abrirse paso a campo traviesa para ganar los pantanos y el bosque que se divisában a lo lejos. Así que decidieron permanecer al abrigo del pasadizo y ahí esperar la oscuridad. Pero no para huir como en un momento pensaron sus hombres, pues Jungkook les advirtió que tenian que regresar. No podia irse sin ver a su amado, sin decirle que estaba con vida y bien. Por lo pronto trataria de curar sus heridas.

Jungkook mismo aferró la flecha que tenia enterrada en el hombro y asiéndola con ambas manos jaló con fuerza sacándola de sus carnes, taponando la herida con lodo y un emplasto de hojas.

El Principe Maldito- Adaptada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora