CAPITULO II

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HOTEL EN PRAGA
DÍA SIGUIENTE
9:15 А.М.


SJ despertó aquella mañana con un ligero dolor de cabeza. Encendió la lamparita del buró; tomó de ahí su reloj y vio que marcaba un poco más de las nueve. Había dormido cerca de diez horas, más de lo que usualmente acostumbraba, pero la acumulación del cansancio y la tensión de los últimos días habían al fin cobrado su cuenta. Además estaba lo de aquella traumática entrevista con el ex jesuita, en donde su raciocinio se había tambaleado ante una evidencia que se negaba a aceptar, y que le provocó un sueño intranquilo. Había quedado de reunirse con Namjoon a esa hora, así que ya estaba tarde. Apartó las cobijas y se sentó a un lado de la cama. Tomó el teléfono y marcó a su habitación. Tras varios timbrazos comprendió que el castaño ya no estaba ahi, así que volvió a colgar y marcó a recepción pidiendo le comunicaran con el restaurante. De ahí y tras unos momentos de espera, el capitán le respondió en forma educada y cortés que "El Joven no se encontraba ahi". SJ agradeció y se quedó un momento pensativo. Una leve inquietud le sobrecogió pues no tenia idea en donde pudiera estar Namjoon. Dejó la cama y avanzó por la habitación, que se mantenía a oscuras gracias a los pesados cortinajes que impedían el paso de la luz de la mañana. Fue entonces cuando descubrió el sobre que yacía en el piso del cuarto y que seguramente alguien había deslizado por debajo de la puerta desde el pasillo.

Fue a recogerlo. Era uno de esos sobres con el logotipo del hotel a un lado y que junto con hojas membretadas se encontraban en las carpetas de piel que incluían un listado de los servicios y algunos folletos de propaganda que anunciaban tours a los diferentes puntos de interés de la ciudad. El sobre no tenía nada escrito. Ni estaba sellado con la tira de goma. Dentro había una sola hoja, doblada. La sacó y la abrió para encontrarse con la letra rápida y nerviosa, en caracteres de imprenta, de Namjoon que le informaba que había salido temprano a hacer algunas cosas, y que le vería al medio día en una de las terrazas de la plaza de la Ciudad Vieja, justo frente al edificio del Ayuntamiento donde destacaba el reloj astronómico que constituía uno de los puntos de interés turístico de la ciudad.

SJ volvió al ventanal y descorrió las cortinas para deleitarse por un momento con la vista de la plaza Wenceslao.

Después preparó un cafè en la pequeña cafetera de cortesia. Mientras éste se hacía, impregnando la habitación con el agradable olor del grano recién hecho, se dirigió al baño para tomar una ducha. Ya estaba tranquilo pero ahora la curiosidad le embargaba por saber el motivo por el cual Namjoon había salido tan temprano del hotel, y cuáles eran aquellas cosas que ameritaban su atención a esas horas de la mañana.

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Pese a ser invierno, el día no estaba particularmente frio. Había un pálido sol en el cielo que empezaba a despejarse de nubes. En una de las mesas de la terraza, disfrutando del lugar y entreteniéndose en observar a la gente, SJ degustaba un plato de quesos que acompañaba con una cerveza Pilsner. Había encendido uno de sus puros favoritos y disfrutaba de esos momentos mientras esperaba a Namjoon. Al fin el castaño apareció pasadas las doce del día, y luego que el reloj del Ayuntamiento diera la hora, con la procesión de figuras animadas entre los que destacaban los Apóstoles, y que había congregado para tal evento a una gran cantidad de personas. Lo vio avanzar con pasos ágiles y largos que hacían volar los vuelos de su largo abrigo con cuello de pieles, que estilizaba su hermosa figura. Se notaba radiante y cargaba con el un bolso de piel colgada del hombro. Saludó con jovialidad al hombre y tomó asiento, depositando la bolsa en una silla vacía.

-¿Donde andabas?

El castaño respondió vivaz, abriéndose el abrigo y resoplando con cierta fatiga:

El Principe Maldito- Adaptada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora